Estos son
patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el
entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama de
contextos sociales y personales. Los rasgos de personalidad sólo constituyen
trastornos de la personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y cuando
causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo.
La característica
principal de un trastorno de personalidad es un patrón permanente de
experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las
expectativas de la cultura del sujeto y que se manifiesta en al menos dos de
las siguientes áreas: cognoscitiva, afectiva, de la actividad interpersonal o
del control de los impulsos. Este patrón persistente es inflexible y se
extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales y provoca
malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras
áreas importantes de la actividad del individuo. El patrón es estable y de
larga duración y se puede descubrir que su inicia se remonta al menos a la
adolescencia o al principio de la edad adulta. El patrón no es atribuible a una
manifestación o consecuencia de otro
trastorno mental y no es debido a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia (p. ej., una droga, una medicación o la exposición a un tóxico) ni a
una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal). Los rasgos de personalidad
son a menudo considerados egosintónicos. DSM-IV-TR (American Psychiatric
Association, 2002).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello
Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051.
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