jueves, 30 de abril de 2015

¡Feliz Dia del Niño 2015!


Hospital Médica Sur: Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051. terapiainfantilyjuvenil.blogspot.mx

miércoles, 29 de abril de 2015

Estrategias para la modificación de hábitos de salud: Campañas informativas

            Se han distinguido los siguientes subprocesos cognitivos implicados en cualquier campaña dirigida a promover un cambio en las actitudes y creencias de las personas respecto a sus salud:

1-. Captación de la atención de las personas a las cuales van dirigidas.

a)    Comprensión del mensaje.
b)   Aceptación de propuestas.
c)    Retención del mensaje.
d)   Acción efectiva (cambio hacia conductas saludables).

            En el proceso de persuasión, mediante campañas informativas, se deben tener en cuenta ciertos factores:

1-. La eficacia del mensaje depende de la credibilidad y prestigio de quien lo presente.
2-. Los mensajes son más eficaces si los comunicadores se presentan como modelos atractivos y seguros, y son percibidos como similares a las personas a quienes van dirigidos.
3-. Los mensajes deben de ser claros, precisos y simples.
4-. El tipo de argumento utilizado para persuadir dependerá de las características de la persona a quien va dirigido el mensaje.
5-. El comunicador debe explicitar las conclusiones y no presuponer que la audiencia los extraerá por sí misma.

            A este modelo, basado en la comunicación persuasiva, se le han detectado algunos defectos (Frías, 2000), por ejemplo, que los receptores de las comunicaciones desarrollan ciertos mecanismos de defensa (en los procesos perceptivos, de exposición y de retención selectiva), los cuales impiden, en muchos casos, el cambio de actitudes y de conductas, los que no siguen necesariamente a los cambios de creencias. (Oblitas, 2010).


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martes, 28 de abril de 2015

Vías para la modificación de hábitos de salud

            Se han elaborado distintas teorías para explicar la adquisición de los comportamientos saludables y la modificación (o eliminación) de los riesgosos. La modificación de conductas de salud implica, fundamentalmente, un cambio de estilo de vida de las personas, en especial respecto de sus creencias y actitudes.

            El modelo de creencias sobre la salud (Becker y Maiman, 1975) explica que las personas producirán cambios conductuales significativos en el área de su salud y cambiarán sus actitudes y creencias si poseen un mínimo de motivación e información relevante para su salud.

            Se argumenta que las conductas saludables están determinadas por la vulnerabilidad precedida por el sujeto respecto de la entidad de amenaza que pesa sobre su salud. Se debe considerar la susceptibilidad del sujeto a la enfermedad, la percepción de la severidad de las consecuencias de ésta y los beneficios potenciales de la adopción de medidas preventivas, es decir, que la persona esté convencida de la eficacia de las intervenciones (costos y beneficios) y perciba pocas dificultades para llevar a cabo la conducta saludable. En este sentido cumplen una función las campañas informativas, las prescripciones, la exposición a modelos, etcétera.

            Por ejemplo, para que una persona adopte conductas saludables relacionadas con el sexo, a fin de prevenir el sida, en primer lugar debe tener conocimiento de la gravedad de la enfermedad y verse a sí mismo como vulnerable si no adopta ciertas conductas de índole preventivas (uso de condones, evitación de la promiscuidad sexual, etc.). También existen “factores de modificación”, que incluyen variables demográficas (edad, sexo, raza, etc.) y psicosociales (personalidad, clase social, presión del grupo, etc.) que afectan indirectamente a las conductas saludables a través de su influencia en las creencias de salud. En general, los adolescentes adoptan medidas precautorias cuando han recibido una adecuada información acerca del sida; de lo contrario, se creen invulnerables a la enfermedad, desconocen su gravedad y guían sus conductas por las creencias de su grupo de iguales.

            Esta teoría se basa, fundamentalmente en el supuesto de que el cambio de actitudes y creencias constituye un prerrequisito indispensable para modificar algún tipo de conducta. (Oblitas, 2010).


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viernes, 24 de abril de 2015

Estrategias de intervención más adecuadas de las distintas etapas del cambio de conducta

            Ockene (1993) ha descrito las estrategias de intervención más adecuadas a las distintas etapas del cambio de conducta y de acuerdo a la fase se proponen las siguientes estrategias:

1-. Precontemplación:
ü  Proporcionar más información.
ü  Ayudar al paciente en su capacidad de cambio (autoeficacia).
ü  Personalizar la valoración.

2-. Contemplación:
ü  Ayudar al paciente a desarrollar habilidades para el cambio de conducta.
ü  Ofrecer apoyo.
ü  Ayudar al paciente a desarrollar un plan de cambio.
ü  Proporcionar material de ayuda.

3-. Acción:
ü  Ofrecer apoyo.
ü  Ayudar al paciente a prepararse ante posibles problemas.

4-. Mantenimiento:
ü  Ayudar al paciente ante posibles problemas.

5-. Recaída:
ü  Ayudar al paciente a comprender los motivos de la recaída.
ü  Proporcionar información sobre el proceso de cambio.
ü  Ayudar al paciente a hacer planes para el próximo intento.
ü  Facilitar la confianza del paciente en su capacidad para cambiar.
ü  Ofrecer un apoyo (incondicional). (Oblitas, 2010).


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miércoles, 22 de abril de 2015

Etapas del cambio de conducta en las conductas de la salud

            Numerosos estudios han evaluado los cambios en la expectativa de vida que tendrían lugar como resultado de la modificación de ciertos patrones de conducta, que se encuentran asociados con mayores riesgos de padecer ciertas enfermedades. En general, las personas poseen hábitos adquiridos y rituales, que realizan cotidianamente sin reflexionar, que resultan muy perjudiciales para su salud y que son marcadamente resistentes al cambio. Prochaska y Di Clemente (1992) sostienen que cuando se decide modificar una conducta nociva habitual, se pasa a través de una serie de etapas:

1-. Precontemplación: En esta etapa no se tiene planificado realizar ningún cambio, ya sea porque no se cuenta con información suficiente sobre las consecuencias de la conducta, o porque no se está convencido de los beneficios que reporta el cambio, o acerca de su capacidad para llevarlo a cabo.
2-. Contemplación: Se proyecta modificar la conducta dentro de los próximos seis meses, pero aún no se siente en condiciones para poder hacerlo.
3-. Preparación: La persona está convencida de que efectivamente va a realizar el cambio, y está comenzando a hacer algo al respecto, tal como disminuir la cantidad de calorías que consume, o el número de cigarrillos que fuma. Esta etapa dura entre uno y seis meses.
4-. Acción: En esta etapa realmente se efectúan los cambios necesarios y en ella se puede tener éxito o no. Dura alrededor de seis meses.
5-. Mantenimiento: Esta etapa puede durar hasta cinco años, y en ella no se practica el viejo hábito, aunque aún existen posibilidades de que pueda recaer en él.

6-. Terminación: En este nivel se encuentra liberado de las tentaciones. (Oblitas, 2010).


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