viernes, 28 de febrero de 2014

El juego y la psicoterapia de niños

En la psicoterapia el juego es un acto mental que expresa deseos y fantasías conscientes e inconscientes, es una actitud física que los transforma en acciones observables, requiere de un reconocimiento de que lo que se actúa en el juego no es real; vale decir que conlleva un significado simbólico por cercano que pueda ser a la realidad. Si bien, el juego responde al principio de realidad en los niños, también cumple una función progresiva pues los prepara para asumir responsabilidades de las sucesivas fases del desarrollo.

            Es así como el niño a través del juego y en un espacio adecuado, puede ir re-acomodando y elaborando las situaciones conflictivas que padece. Pero el juego es un medio para llegar a un fin y es característico del niño; sin embargo, ¿qué pasa cuando tenemos a un niño que se está convirtiendo en un muchachito?; bueno, pues va cambiando esta modalidad del juego a una nueva la cual se convierte en la palabra, la verbalización. Esto no quiere decir que de repente el niño deja de jugar y se pone a hablar para encontrar una solución a sus problemas. Esto es un proceso lento que se va a ir dando en el transcurso de su desarrollo. El niño en la medida en que va creciendo va a ir supliendo poco a poco el juego por la verbalización; es decir, aquella propensión a fundar el razonamiento en palabras más que en acciones.

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jueves, 27 de febrero de 2014

Algunas diferencias entre la terapia psicoanalítica de niños y adolescentes en comparación con la de adultos

            Todos los seres humanos poseemos una vida interior; es decir, por dentro sentimos, pensamos y tratamos de adaptarnos a lo que nos exige la vida exterior, el mundo que nos rodea; pero conforme vamos creciendo y desarrollándonos, la forma para ir realizando esta adaptación va cambiando y en un principio es el juego aquel motor que posee un niño para poder dominar su realidad; así como posteriormente para el adolescente será la palabra.

            Es importante señalar la diferencia que existe entre lo que es psicoterapia psicoanalítica en niños y adolescentes a la de los adultos; aunque ambas terapias se manejan bajo principios psicoanalíticos en común, existen diferencias en cuanto a otras condiciones terapéuticas básicas. En la psicoterapia psicoanalítica de adultos su bien resultado se debe a la liberación de ciertas fuerzas básicas que normalmente están presentes en la estructura de la personalidad y que actúan espontáneamente a través del tratamiento para lograr la curación; mientras que, en la psicoterapia psicoanalítica de niños y adolescentes no se ha completado el desarrollo en los mismos y consecuentemente no se ha dado el carácter definitivo del individuo; de hecho, el paciente neurótico adulto anhela aquella “normalidad” que le ofrece las posibilidades de placer sexual y de éxitos profesionales; mientras que para el niño y el adolescente la “curación” no le causa placer ya que presupone adaptarse a una realidad desagradable, renunciar a una inmediata realización de sus deseos y a las gratificaciones secundarias (la ganancia fuera de lo que aparentemente obtengo).

            Los adultos poseen la capacidad de insight (capacidad de ver por dentro sus problemas) con respecto a sus anormalidades, mientras que los niños y algunos adolescentes no experimentan el mismo deseo de curarse, además que su relación con el terapeuta no es exclusiva, sino que incluye a los padres quiénes deben sustituir o complementar el yo y el superyó del niño en varios aspectos. Existen muchas más diferencias, pero con esto pretendo aclarar poco a poco el panorama del tratamiento en niños y adolescentes con respecto al de adultos. Podríamos concluir que la diferencia es fundamentalmente técnica y no de principios teóricos, ya que ambas se ajustan a los mismos postulados psicoanalíticos y conducen a los mismos resultados. El método de trabajo es distinto porque los estadios del desarrollo del niño nos ofrecen un material diferente en el cual trabajar. La psicoterapia de niños muestra repetidamente los significados que puede tener un simple juguete y sólo comprenderemos su significado si conocemos la conexión adicional y la situación terapéutica global en la que se ha producido. El juego en la psicoterapia cumple una función que es la de elaborar situaciones en las que existe una carga excesiva para el yo , y pueden volverse o ser traumáticas, además de cumplir una función catártica (de descarga) para que se logre la homeostasis (equilibrio interno) en el individuo.

            El juego es el medio por el cual el niño vence sus realidades dolorosas y domina miedos instintivos, proyectándolos al exterior en los juguetes; el juego revelará la actitud del niño hacia la realidad. Independientemente de las diferencias, todos los adultos poseemos algo de niños por lo que a veces también jugamos.


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miércoles, 26 de febrero de 2014

Algunas causas para que se de una sobrevaloración de la autoestima en los jóvenes (2)

            Para que se integre un yo narcisista Robles (2011) refiere que  existen varias causas entre las cuales destacan las siguientes:

ü  Trastorno narcisista existente en alguno de los padres, especialmente el “narcisismo paranoide” según la caracterización de Eberhard Richter citada por Kriz (1990). Este autor llama narcisista con rasgos paranoides al sujeto que sostiene como perspectiva que los demás deben comportarse como él lo señale, sencillamente porque él lo hace. Este comportamiento coincide con el machista extremista mexicano, o con el “Don Perfecto”, que se comporta como padre absolutista y ultra moralista. En la conocida película “El castillo de la pureza” se describe a un narcisista de este tipo.

ü  La excesiva insistencia de los padres o de la sociedad en llegar a ser “un triunfador” o un “hombre de éxito”, puede perpetuar fantasías narcisistas y omnipotentes. (Blos 1991).

            El narcisismo puede ser factor de detención del desarrollo y por lo mismo prolongarse por muchos años más allá de concluida teóricamente la adolescencia. Cuando se viven circunstancias aceptables, el narcisismo adolescente se irá limitando hasta transformarse en autoestima equilibrada y en conocimiento empático de los demás. Pero si se detectan casos severos de narcisismo es necesaria la canalización del adolescente al psicoterapeuta.

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martes, 25 de febrero de 2014

Algunas causas para que se de una sobrevaloración de la autoestima en los jóvenes (1)


            Para que se integre un yo narcisista Robles (2011) refiere que existen varias causas entre las cuales destacan las siguientes:

ü  Sobreprotección materna o paterna, la cual es al mismo tiempo limitante de la autonomía y proveedora excesiva de suministros narcisistas, es decir, de alabanzas reiteradas de inteligencia, sensibilidad, obediencia, gracia o belleza de la muchacha o el muchacho. Recibir estos suministros obsequisos de parte de los padres habitúa al adolescente a esperar los suministros de parte de todas las personas que lo rodean y lo lleva a sentirse frustrado cuando no es capaz de obtenerlos. Pero en el inconsciente narcisista subyace una sensación de incompetencia y angustia. Se produce entonces la paradoja de ansiar las alabanzas de la gente y temer al mismo tiempo el contacto social por temor a no ser merecedor de las mismas. Ello constituye un grave bloqueo al desarrollo del autoconocimiento y del conocimiento de los demás. Esta sobreprotección y sobrealabanza constituye una de las bases de numerosas manifestaciones neuróticas de adolescentes de clase media y alta en el medio urbano mexicano.

ü  Carencia de modelos de comportamiento de los cuales aprender manifestaciones equilibradas de respuestas a las circunstancias de vida. De aquí que la falta de integración personal de los padres trascienda a esta configuración defectuosa de los hijos. Nuevamente nos encontramos con el hecho de que las malformaciones emocionales parentales, integran una especie de herencia.

Palacios (1989) refiere: “Los trastornos narcisistas de la personalidad cuentan, además, con la adicional desgracia de no haber encontrado un espejo adecuado para modelar una autoimagen saludable; al no encontrar ese espejo indispensable para el buen desarrollo se convierten en buscadores permanentes de espejos que les permiten conocer su rostro, en el sentido azteca”. (Agustín Palacios alude aquí a Tezcatlipoca, el espejo humeante en el cual puede verse el rostro interior de las personas).

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