martes, 31 de marzo de 2015

El enfoque del proceso de acción a favor de la salud

      De acuerdo con el modelo citado en el blog anterior (Schwarzer y Fuchs, 1999) cuando una persona establece como meta un cambio en su conducta de salud, se basa en tres tipos de cogniciones:

1-. Las percepciones de riesgo incluyen la sensación de vulnerabilidad y la gravedad percibida de una enfermedad, elementos que poseen un notable valor motivacional en el proceso de toma de decisiones. En ocasiones, los sesgos  optimistas de ciertas personas las conducen a subestimar los riesgos objetivos, y por tanto, a no poner en práctica ciertas conductas precautorias con el fin de evitar consecuencias nocivas para su salud (Taylor, 1989).

2-. Las expectativas de resultados se refieren a la estimación que hace una persona acerca de las consecuencias de poner en acción ciertas estrategias de autorregulación. En general, las personas aprenden a considerar sus acciones como causa de los sucesos que le acontecen y confían en la posibilidad de cambiar sus conductas riesgosas para su salud.

      En la fase de motivación (intenciones) el sujeto decide qué acciones realizar y en la volición cuánto esfuerzo invertirá y durante cuánto tiempo persistirá en ellas. Esta última etapa se divide en dos subprocesos: planes de acción y control de acción. Es decir, una vez modelada la conducta saludable, la intención debe ser transformada en planes de acción, en instrucciones precisas de cómo llevarla a cabo.  Si por ejemplo, alguien decide bajar de peso, primero debe de estar fuertemente motivado y convencido de que es saludable hacerlo, percibir los riesgos que para su salud conlleva el exceso de peso y posteriormente evaluar las distintas estrategias a seguir para lograr el objetivo planteado (tipo de dieta, compra de alimentos de bajas calorías, cuándo y cómo comer, realización de actividades físicas, etc.). Finalmente, una vez iniciada la acción debe ser controlada, es decir, realizar las correcciones necesarias y evitar las posibles interrupciones debido a la aparición de tendencias conductuales incompatibles (por ejemplo, sucumbir ante las tentaciones, tendencias al sedentarismo, etc.) para así mantener los cambios en el tiempo.

3-. La autoeficacia percibida determina la cantidad de esfuerzo invertido y el nivel de perseverancia. Las personas que confían en sí mismas, que se sienten capaces de llevar a cabo los propuestos para mejorar su salud persisten en mantener el curso de sus acciones; a pesar de los obstáculos, perciben alternativas de solución a los mismos y se recuperan fácilmente de las frustraciones. Por ejemplo, si a pesar de seguir una dieta comprueban que no han bajado de peso, analizarán las posibles causas, realizarán las modificaciones necesarias, mantendrán un estado de ánimo positivo, se propondrán objetivos y medios más razonables, modificarán el entorno físico y social para favorecer la concreción de la conducta deseada y adoptarán un diálogo interno de automanejo en situaciones críticas. Por último, se deben considerar las barreras y las oportunidades situacionales. Si las claves situacionales son excesivas (por ejemplo, disponibilidad de alimentos apetitosos y de altas calorías) las destrezas metacognitivas aprendidas no serán eficaces (el sujeto sucumbirá ante las tentaciones). También una red social de apoyo sirve para mantener y consolidar los cambios efectuados (una familia que adopte una dieta saludable, de bajas calorías, incitará a la persona a persistir en sus nuevos hábitos). (Oblitas, 2010).


Hospital Médica Sur: Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051. terapiainfantilyjuvenil.blogspot.mx


lunes, 30 de marzo de 2015

El cambio de hábitos de salud




      El cambio de hábitos de salud riesgosos debe ser percibido como un proceso de autorregulación que ser dividido en varios estadios (Prochaska y Di Clemente, 1992), en el cual, lograda una fuerte intención de cambiar, la fase de motivación ha concluido y los siguientes procesos son de carácter voluntario.

      Schwarzer y Fuchs (1999), que sostienen que son numerosas las evidencias acerca de que las expectativas de autoeficacia percibida estén estrechamente relacionadas con las intenciones conductuales y con el cambio de conductas relacionadas con la salud, describen el siguiente enfoque del proceso de acción:

Expectativas de resultados
+
Percepciones de riesgo à Intenciones, metas  à Planes de acción  à       Control de acción
+
Acciones a favor de la salud
+
Barreras y recursos externos

---El enfoque del proceso de acción a favor de la salud (Schwarzer y Fuchs, 1999)---




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