miércoles, 24 de junio de 2015

¿Qué son las fobias?

Los trastornos de ansiedad se diferencian del miedo o la ansiedad normal propios del desarrollo por ser excesivos o persistir más allá de los periodos de desarrollo apropiados. Se distinguen de la ansiedad o el miedo transitorio, a menudo inducido por el estrés, por ser persistentes (p. ej., suelen tener una duración de 6 meses o más). Estos trastornos tienden a persistir si no se tratan. 

Es común que los sujetos tengan múltiples fobias específicas. El individuo con fobia específica teme a un promedio de tres objetos o situaciones, y aproximadamente el 75% de las personas con fobia específica temen a más de una situación u objeto. Una característica clave de este trastorno es un miedo o ansiedad a objetos o situaciones claramente circunscritos, que pueden denominarse estímulos fóbicos.

Lo que sucede a nivel inconsciente es que se desplaza el contenido del conflicto original hacia un objeto o situación ambiental con significado simbólico para el/ella. De hecho, el miedo originado por el conflicto inconsciente, aparece en la conciencia en forma distorsionada e irracional; tratan de evitar el objeto o las situaciones que intensifican su conflicto y proyectan sus sentimientos inaceptables a un objeto “temido” del exterior.

Los criterios diagnósticos son: (DSM-5)

A.     Miedo o ansiedad intensa por un objeto o situación específica. Nota: En los niños, el miedo o ansiedad se puede expresar con llanto, rabietas, quedarse paralizados o aferrarse.
B.     El objeto o situación fóbica casi siempre provoca miedo o ansiedad inmediata.
C.     El objeto o situación fóbica se evita o resiste activamente con miedo o ansiedad intensa.
D.     El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantea el objeto o situación específica y al contexto sociocultural.
E.     El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis meses o más.
F.     El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
G.     La alteración no se explica mejor por los síntomas de otros trastorno mental, como el miedo, la ansiedad y la evitación de situaciones asociadas a síntomas de tipo pánico u otros síntomas incapacitantes (como en la agorafobia), objetos o situaciones relacionados con obsesiones (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), recuerdo de sucesos traumáticos (como en el trastorno de estrés postraumático), dejar el hogar o separación de las figuras de apego (como en el trastorno de ansiedad de separación), o situaciones sociales (como en el trastorno de ansiedad social).

La fobia específica, en ocasiones se desarrolla tras un acontecimiento traumático. La fobia específica generalmente se desarrolla en la primera infancia, la mayoría de las veces antes de los 10 años. El 5% de los niños padecen este trastorno en los EU. Las personas con fobia específica muestran unos patrones de deterioro del funcionamiento psicosocial y una disminución de la calidad de vida similares a los individuos con otros trastornos de ansiedad. Las personas con fobia específica tienen mayor riesgo de desarrollar otros trastornos, entre los que están los demás trastornos de ansiedad, los trastornos depresivos y bipolares, los trastornos por consumo de sustancias, los síntomas somáticos y trastornos relacionados, y los trastornos de la personalidad (especialmente el trastorno de la personalidad dependiente).

Los factores de riesgo son:

a)             Temperamentales. Los factores de riesgo temperamentales para la fobia específica, como la afectividad negativa (neuroticismo) o la inhibición conductual, son también factores de riesgo para otros trastornos de ansiedad.
b)             Ambientales. Los factores de riesgo ambientales, como la sobreprotección de los padres, la separación, el maltrato físico y los abusos sexuales, tienden a predecir también otros trastornos de ansiedad. Como se señaló anteriormente, a veces (pero no siempre) las exposiciones negativas o traumáticas al objeto o situación temida preceden al desarrollo de la fobia específica.
c)            Genéticos y fisiológicos. Puede haber una susceptibilidad genética a una determinada categoría de fobia específica (p. ej., una persona con un familiar de primer grado con una fobia específica a los animales es significativamente más propensa a tener la misma fobia específica que cualquier otra fobia de otra categoría), etc.

Hospital Médica Sur: Puente de Piedra No. 150. Torre 1 Consultorio 430, 4to. Piso.
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lunes, 22 de junio de 2015

Cortarse, la Autolesión no suicida

La característica esencial de la autolesión no suicida es que el individuo se inflige lesiones superficiales aunque dolorosas en la superficie de su propio cuerpo de una manera repetida. El objetivo habitualmente es reducir las emociones negativas como la tensión, la ansiedad y el autorreproche, o resolver una dificultad interpersonal. En algunos casos, la lesión se concibe como un autocastigo merecido. El individuo a menudo refiere una sensación de alivio inmediato que tiene lugar durante el proceso. Cuando el comportamiento aparece con frecuencia, puede asociarse con una sensación de urgencia y de ansias, ocasionando un patrón de comportamiento que se asemeja a una adicción. Las heridas infligidas pueden hacerse más profundas y más numerosas.

Lo más frecuente es que la lesión se realice con un cuchillo, aguja, cuchilla u otro objeto afilado. Entre las zonas de lesión frecuentes están la región frontal de los muslos y la cara dorsal del antebrazo. Una sola sesión de lesiones puede conllevar a una serie de cortes superficiales paralelos ---separados por 1 o 2 centímetros--- en una localización visible o accesible. Los cortes resultantes a menudo sangrarán y finalmente dejarán un patrón de cicatrices característico.

Otros métodos utilizados incluyen clavar una aguja o la punta de un cuchillo afilado en una determinada zona, más habitualmente en la parte alta del brazo, realizar una quemadura superficial con una colilla encendida, o quemar la piel frotándola de manera repetida con una goma de borrar. Las autolesiones no suicidas realizadas mediante diversos métodos se asocian con psicopatología más grave, o incluso con llevar a cabo intentos de suicidio.

La gran mayoría de los individuos que se producen autolesiones no suicidas no busca asistencia clínica. No se sabe si esto es así porque se considera estigmatizante referir los síntomas con precisión o porque el individuo que realiza estos comportamientos los vive de una manera positiva y carece de motivación para ser tratado. Los niños pequeños pueden experimentar con estos comportamientos, pero no sienten alivio. En estos casos, los jóvenes a menudo refieren que el procedimiento es doloroso o angustiante y pueden interrumpir su práctica.

Lo más habitual es que la autolesión no suicida comience en la adolescencia temprana, y puede continuar durante muchos años. 


Se han propuesto dos teorías psicopatológicas, basadas en análisis funcionales del comportamiento. En la primera, basada en la teoría del aprendizaje, el comportamiento se mantiene por un refuerzo positivo o negativo. El refuerzo positivo se obtendría al castigarse a sí mismo de una manera que el individuo siente que tenía merecida, de manera que este comportamiento promueva un estado placentero y relajado, o genere la atención y la ayuda de la pareja, o constituya una forma de expresar el enfado. El refuerzo negativo se obtiene como resultado de la regulación del afecto y la reducción de emociones desagradables, incluyendo los pensamientos acerca del suicidio. En la segunda teoría, la autolesión no suicida se considera una forma de autocastigo en la que se realizan actos autopunitivos para compensar los actos que provocaron sufrimiento o daño a otras personas. (DSM 5, 2014)

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lunes, 15 de junio de 2015

Conductas de promoción de salud: Dietas, proteínas y salud

            El cuerpo humano no está preparado para alimentarse sólo con proteínas. Si bien las dietas híper proteicas producen una mayor saciedad, son totalmente atípicas y es difícil mantenerlas durante mucho tiempo; además, no contienen los nutrientes necesarios. En los regímenes de moda siempre falta algún factor importante, por lo cual se debe hacer hincapié en la reeducación de la forma de comer. El exceso de proteína produce una sustancia, la acetona, que queda en la sangre y puede provocar alteraciones en la circulación y problemas cardiacos. Para bajar de peso es necesario en los tratamientos de largo plazo y en cambiar, fundamentalmente, los hábitos alimentarios. (Oblitas, 2010).


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