Para que el
consejo médico tenga repercusiones beneficiosas sobre la salud del paciente, se
deben tener en cuenta dos aspectos. En primer lugar, debe ser acertado. En
segundo, debe ser llevado a la práctica por el individuo (Brannon y Feist,
1992). La realidad parece ser bien distinta, pues coincide plenamente con lo
que expresa un acertado adagio castellano: “De lo dicho a lo hecho hay un
trecho”. A pesar de los considerables esfuerzos desarrollados por los
profesionales de la salud durante los últimos cincuenta años para solucionar la
problemática de la adherencia a los regímenes terapéuticos, ésta es aún una
asignatura pendiente en el campo de la psicología de la salud (Demarbre, 1994).
Uno de los problemas más importantes con los que se puede encontrar un clínico
en sus intervenciones es el de que el paciente no sigue sus prescripciones, a
pesar de disponer de procedimientos eficaces para tratar o incluso prevenir los
problemas.
Se ha comprobado
que las tasas de incidencia de adherencia a las recomendaciones de los clínicos
no suelen superar el 50%, pues están entre el 30 y 60% (Meichenbaum y Turk,
1987), bien por olvido, por no comprender los mensajes o por falta de acuerdo
en su cumplimiento. Todavía más preocupante es el elevado número de personas
que no se adhieren a los regímenes profilácticos prescritos (por ej., embarazadas
que no toman los suplementos vitamínicos), lo que propicia casos como el de la
hipertensión, en el que el incumplimiento de las prescripciones médicas es más
la norma que la excepción.
En el caso de las
enfermedades crónicas (por ej., hipertensión), las consecuencias de la falta de
adherencia al tratamiento acarrea consecuencias muy negativas en la esfera
física, psicológica y social de los clientes, además de generar un coste
importante para la sociedad (Epstein y Cluss, 1982, entre otros).
Por tanto, el
incumplimiento y la falta de seguimiento de las prescripciones genera costes
personales importantes, en especial, en la calidad de vida que puede gozar la
persona. Pero, además, se lleva a cabo una mala utilización de los servicios de
salud, con el consiguiente e innecesario incrementos de los costes sanitarios.
Al contrario, la adherencia a las prescripciones de los clínicos evitaría
visitas innecesarias de los sujetos ambulatorios, hospitalizaciones
prescindibles, etc. La importancia crucial de esta cuestión la refleja muy
acertadamente Bayés (1979) cuando dice: “De qué nos servirá tratar de montar un
gran aparato sanitario que funcione a la perfección si luego la mitad de los
pacientes no siguen las prescripciones médicas o se equivocan al llevarlas a la
práctica”. (Oblitas, 2010).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello
Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051.
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