Angustia neurótica

            La angustia neurótica se produce por torpezas o incompetencias del adolescente debidas a la falta de desarrollo de habilidades. El comportamiento torpe es rechazado por los demás y en el adolescente se crea un sentimiento de insuficiencia y vergüenza que lleva a la generación de mecanismos de defensa desajustados.

            Estos mecanismos pretenden disfrazar las inhabilidades, pero sólo consiguen deteriorar las relaciones consigo mismo y con los otros. Es por ello que la neurosis es considerada un trastorno afectivo, sin base orgánica que la provoque, y por ello su terapia consiste en conseguir que el paciente comprenda los mecanismos que la causan, se le ayude a formar las habilidades de que carecía, mediante entrenamiento cognitivo y conductual, y especialmente, se modifiquen las circunstancias restrictivas y estresantes que originaron la disfunción.

            Son múltiples las posibles composiciones de sintomatologías que presentan las neurosis, por lo que se le ha llamado “el padecimiento de las mil caras”. Cada caso puede incluir alteraciones de la afectividad, somáticas y/o motoras. Sobre un fondo común de angustia, inseguridad y sentimientos de insuficiencia y culpa, pueden manifestarse combinaciones diversas de algunos de los siguientes síntomas: depresión, euforia, hipocondría, desánimo, pesimismo, fobias, compulsiones, irritabilidad, explosiones de ira, trastornos alimentarios, autoestima muy baja o exageradamente alta, dificultad para experimentar placer por actividades o acontecimientos agradables, temor y torpeza para iniciar relaciones de pareja, sobre dependencia, rigidez de carácter, meticulosidad exagerada, perfeccionismo, sensación reiterada de carencia o pecado, amnesia psicógena, tensión muscular, sudor en las manos, agitación psicomotora, conducta excéntrica, insomnio, fatiga persistente, orgasmo inhibido, eyaculación precoz, fuga de ideas, habla muy rápida y otros varios. En el conocido como episodio depresivo mayor puede presentarse, además, estupor. (Robles, 2012).

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