jueves, 10 de abril de 2014

Trastorno de Ansiedad por Separación DSM-IV-TR

Dicho trastorno se encuentra dentro de los trastornos de inicio en la infancia, niñez o la adolescencia y se caracteriza por una ansiedad excesiva concerniente al alejamiento del hogar o de aquellas personas a quienes el sujeto está vinculado. La ansiedad es superior a la esperada en sujetos del mismo nivel de desarrollo. La alteración debe mantenerse por lo menos 4 semanas, empezar antes de los 18 años y provocar malestar clínicamente significativo o deterioro social, académico o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Los sujetos con este trastorno pueden experimentar malestar excesivo recurrente al estar separados de su hogar o de las personas a quienes están vinculados. Una vez separados de éstas, suelen necesitar saber su paradero y estar en contacto con ellas (p. ej., mediante llamadas telefónicas).

Algunos sujetos se muestran extremadamente nostálgicos y desosegados hasta sentirse desgraciados cuando se encuentran fuera de casa. Pueden anhelar el regreso a su hogar con quienes tienen mayor vinculación, estos sujetos suelen preocuparse por miedos, accidentes o enfermedades que afectarían a dichas personas o a ellos mismos. Los niños con este trastorno suelen expresar miedo a perderse y a no reunirse nunca más con sus padres. Suelen mostrarse desosegados cuando se trasladan independientemente fuera de su domicilio o de otras áreas familiares, y pueden evitar el ir solos a distintos sitios. Pueden ser renuentes o rehusar ir a la escuela o a un campamento o a visitar la casa de un amigo o dormir en ella, o hacer recados. Estos niños son a veces incapaces de permanecer en una habitación solos y pueden manifestar un comportamiento de “aferramiento”, situándose muy cerca del padre o la madre, convirtiéndose en su “sombra” a lo largo de toda la casa o requiriendo que alguien les acompañe cuando van a otra habitación.


Los niños con este trastorno suelen tener problemas llegada la hora de acostarse y pueden insistir en que alguien permanezca con ellos hasta conciliar el sueño. Durante la noche pueden trasladarse a la cama de sus padres (o a la de otra persona significativa como un hermano), y si no les está permitida la entrada en el dormitorio paterno, pueden dormir junto a la puerta de éste. Pueden tener pesadillas cuyo contenido expresa los temores del sujeto (p. ej., destrucción de la familia por incendio, asesinato u otra catástrofe). Cuando ocurre o se anticipa una separación, son frecuentes las quejas físicas tales como dolores de estómago, cefaleas, náuseas y vómitos. Los niños más pequeños pocas veces manifiestan síntomas cardiovasculares tales como palpitaciones, vértigos y sensación de desmayo, síntomas que sí pueden observarse en sujetos de más edad.

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