martes, 3 de marzo de 2015

El tratamiento de los problemas maritales y familiares: terapia de pareja y terapia familiar

            Las conductas adictivas inciden de modo muy acusado en la vida de la persona, de su familia o de su pareja. Ésta es una de las áreas más afectadas pues, en ocasiones, sus seres más queridos quedan “apresados” en su proceso adictivo. Si éste es prolongado, ellos sufren directamente el desapego, el deterioro físico, los problemas con sus amigos, con la justicia, etc., de ese miembro de la familia o pareja.

            Una vez que ha entrado en tratamiento, es necesario intervenir en la pareja, si es el caso, con una terapia específica. Si es la familia nuclear o extensa la afectada, deberá intervenirse mediante terapia familiar (Heath y Stanton, 1998). La primera es un tipo de terapia específica que pretende incrementar la comunicación entre ambos, conseguir un incremento del intercambio de refuerzos entre los miembros de la pareja y solucionar entre ellos las cuestiones que vayan surgiendo, entrenándoles en técnicas de solución de problemas. También es necesario capacitarlos en aquellos otros aspectos que inciden en la relación (por ejemplo, manejo de los hijos, problemas sexuales de uno de los miembros, etcétera).

            La terapia familiar tiene su aplicación cuando toda la familia es afectada por la conducta de un miembro problema (la persona con adicción) y por las relaciones peculiares que se establecen entre el adicto y uno o más de los miembros de la familia. Este tratamiento es recomendable cuando el paciente es joven y vive con su familia. Además, por lo general suele basarse en el concepto de sistema, es decir, entiende que las experiencias y conductas de una persona están asociadas y dependen del comportamiento de otros miembros de la familia. Esto es, la conducta de un integrante no se puede entender aislada de la de los demás. Cada familia desarrolla patrones de comunicación y secuencias de conducta para mantener el equilibrio entre sus integrantes. Algunos de los objetivos de la terapia familiar conductual es entrenar a los miembros de la familia en técnicas de manejo de contingencias (por ejemplo, contratos conductuales), capacitarlos en la solución de problemas de comunicación, intercambio de conductas, observación del comportamiento propio, y el de los demás, intercambio de refuerzos entre los distintos miembros de la familia, cambio de expectativas y atribuciones negativas, reducción de los estados emocionales negativos, etc. Especialmente, cuando la persona consigue la abstinencia, o deja de realizar la conducta adictiva, es necesario estar atento a posibles cambios en la estructura relacional de la familia que puede facilitar la recaída. Tener comprometido al núcleo familiar en el tratamiento puede evitar la reincidencia, más aún si se lleva a cabo una adecuado manejo de los conflictos subyacentes o manifiestos en él y se dispone de adecuadas habilidades de comunicación y de solución de problemas. Para lograr esos objetivos es necesario establecer claras normas de convivencia, de jerarquía y de comunicación familiares y que el padres se implique en la familia y en el problema que tiene su hijo y no deje todo el peso del conflicto sobre la madre. Por tanto, en algunas ocasiones la intervención se hace más amplia y compleja de lo que puede parecer en un principio cuando otras personas, como en este caso integrantes de la familia, facilitan o pueden hacerse cargo de parte del problema. Por ello, en ocasiones, la terapia familiar se lleva a cabo sólo con los padres, o con grupos de padres, para entrenar a éstos en el manejo adecuado de sus hijos y para que tengan una adecuada implicación emocional con ellos y un comportamiento que facilite la recuperación de su hijo o hija. (Oblitas, 2010).


Hospital Médica Sur: Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051. terapiainfantilyjuvenil.blogspot.mx



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