De acuerdo con Frías (2000), los accidentes pueden ser
clasificados en:
1.
Domésticos. Son los más frecuentes,
afectan a personas de distintas edades y sexo, y están relacionados con caídas,
quemaduras, ahogamientos, intoxicaciones con alimentos y medicamentos, etc. Del
total de accidentes, aproximadamente el 75% ocurre en el hogar. Los niños
menores de cinco años son muy vulnerables, así como las mujeres posmenopáusicas
a las quebraduras de pelvis (osteoporosis), y los ancianos en general a
diversas enfermedades neurológicas, cardiovasculares, hipotensión arterial,
etc. Es importante que se adopten conductas previsoras a fin de anticiparse a
futuros accidentes en la casa (instalación de protecciones de ventanas,
piscinas, escaleras, frascos de medicamentos con tapón de seguridad,
almacenamiento de artículos de limpieza y desinfección lejos del alcance de los
niños, equipos adecuados de calefacción, etcétera).
2.
Laborales. Los de este tipo afectan
predominantemente a los adultos. Los más graves se registran en los sectores
del transporte y la construcción.
3.
De tránsito. Éstos son los
accidentes de mayor incidencia sobre los índices de mortalidad y de
discapacidad, pues afectan a todos los grupos de edad, especialmente a los
adolescentes y adultos jóvenes. Los varones, con independencia del grupos de
edad, presentan tasas más elevadas de mortalidad que las mujeres, Además, en
ambos sexos se registra un alto riesgo en la franja de edad comprendida entre los
15 y 24 años y en aquellas personas con una edad superior a los 65 años. Entre
las causas personales más frecuentes de accidentes de tránsito se encuentran el
consumo de alcohol, uso de ciertos medicamentos y droga (psicotrópicos,
antihistamínicos, analgésicos, cocaína, marihuana, etc., velocidad de
conducción, experiencia del conductor, fatiga, estrés, etc. Las medidas
sancionadoras y el consejo de los profesionales de la salud acerca de evitar el
consumo de alcohol y el asesoramiento sobre los efectos de ciertos fármacos
sobre los procesos cognitivos y comportamentales, así como el rol de la
práctica para un desempeño eficaz, reviste especial importancia en una campaña
de prevención de accidentes. En cuanto a los factores de protección individual,
el uso de cinturones de seguridad, casco protector y sillas de seguridad para
niños, constituyen prácticas saludables para prevenir accidentes mortales o de
graves lesiones. Por otra parte, ciertos factores ambientales, como cruces,
pasos a desnivel, escasa calidad de las rutas, mala sincronización de
semáforos, épocas de inconveniencia de los horarios en que se viaja (por
ejemplo, días festivos, inicio o finalización de las vacaciones, viajes
nocturnos) tienden a aumentar el riesgo de accidentes, por lo cual, una
adecuada información acerca de cómo afrontar de manera alternativa dichas
situaciones, resulta de capital importancia a los efectos de una efectiva
prevención.
4.
Accidentes deportivos y recreativos. Éstos están relacionados con la práctica de ciertos deportes
(rugby, futbol, hockey) y actividades recreativas de riesgo, que afectan,
especialmente , a los adultos jóvenes (por ejemplo, juegos en parques de
diversiones) (Oblitas, 2010).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello
Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051. terapiainfantilyjuvenil.blogspot.mx
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