Claro
que sí, para hacerlo es importante seguir los siguientes 6 pasos que sugieren Arranz
y Bertolotto (2013):
1.
Es importante que de entrada creas que puedes
experimentar este cambio. Tienes que estar convencid@ de que sí es posible que
se produzca. Si crees que es posible, será posible. Si crees que no es posible,
no lo será.
2.
Hay que invertir tiempo pensando y haciendo
cosas con las que suelas disfrutar mucho. Escribe en un papel una lista de cosas
sencillas que te gusta hacer y con las que habitualmente disfrutas: hablar con
este amig@, ver este programa de televisión, pintar, ir a… Después de que la
tengas escrita, proponte hacer al menos tres cosas de esa lista cada día.
3.
Haz cambios en tu vida. Cambia la decoración de
tu casa en pequeños detalles o complementos, dale un giro a tu forma de vestir
con algún accesorio colorido o haz algo que hace tiempo no te hayas permitido
hacer. Cuando te hayas acostumbrado a cambios menores, da un pasito pequeño
para cambiar algún hábito que desees cambiar.
4.
Comienza el día recordando todo lo que en tu
entorno cercano va bien y todo lo que puedes agradecer: personas, comodidades,
cosas que pasan cada día… Los pensamientos tortuosos a veces se instalan porque
les damos constantemente vueltas y vueltas en nuestra cabeza. Hay que
combatirlos firmemente como si fuéramos niños desobedientes.
5.
Presta más atención a las cualidades de las
personas que te rodean que a los defectos que pudieran tener esas mismas
personas. Todos somos un poco cebras, con rayas blancas y negras. Haz un
esfuerzo por fijarte siempre en las rayas blancas. Ser benevolente ayuda mucho
a disolver los pensamientos más tortuosos que invaden tu mente a diario,
6.
Pide que te regalen películas de risa y
acostúmbrate a ver alguna serie o programa de televisión que te haga reír al
menos una vez al día.
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