martes, 21 de enero de 2014

Angustias excesivas en jóvenes adolescentes

            Robles (2012) menciona que cuando las tensiones son congruentes con lo cotidiano, se presenta el “estrés” o tensión normal; pero cuando  esta tensión se prolonga más allá del término de circunstancias difíciles o amenazantes, se puede pensar que ha comenzado un estado de angustia, o dicho técnicamente un “trastorno por ansiedad”, mismo que puede ser generalizado y conducir en los casos severos a ataques de pánico. En dicho trastorno la sensación se hace crónica y se cae en una disminución aguda de la autoestima, que lleva al sujeto a sentirse incapaz de afrontar obstáculos.

            Al percibir la vida cotidiana como algo por encima de sus posibilidades, el adolescente vive una tensión superflua  muy desgastante y lesiva. Algunas de sus causas más frecuentes son la convicción de soledad, la seguridad de desvalimiento y la sensación de estar impotente ante las amenazas.
 
            Si la angustia progresa se va produciendo un deterioro progresivo: abandono personal, enfermedad y eventualmente, la muerte, Cuando las condiciones de desvalimiento u opresión excesiva existen, lo que se necesita es cambiar estas circunstancias, por ejemplo, intentar transformar ese ambiente, o si eso no es posible, sacar a los adolescentes de los ambientes neuróticos o miserables y ubicarlo en ambientes sanos. En muchos casos, ayudar al adolescente consiste en tratar de capacitarlo para conseguir un trabajo que le permita satisfacer sus necesidades, y liberarse del ambiente angustiante.



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