Las
manifestaciones somáticas se destacan entre los signos y síntomas de los
diferentes tipos de ansiedad. El sistema cardiovascular suele presentar
taquicardia, palpitaciones y opresión precordial. El respiratorio, dolores
torácicos que a veces se extienden hacia el brazo izquierdo, así como
sensaciones subjetivas de dificultades respiratorias que pueden llevar a
complicaciones hiperventilatorias, debido a la aceleración de la frecuencia
respiratoria que se produce con la finalidad de compensar la supuesta
insuficiencia. En el sistema gastrointestinal puede producirse tanto sequedad
de la boca como salivación incrementada, espasmos faríngeos o esofágicos,
flatulencia y, alternativamente, diarreas y estreñimientos. Son frecuentes
también los síntomas neurológicos, como dolores y temblores. El aparato
urinario puede presentar poliurias y dolores pelvianos. En la piel se detecta
una intensa sudoración y ruborización. En cada paciente suele predominar
característicamente los síntomas correspondientes a algún o algunos de estos
síntomas. La sintomatología descrita suele estar acompañada por signos como la
inquietud motora. Además, no es rara la elevación transitoria de la tensión
arterial. A nivel bioquímico se destacan elevaciones de cortisol, adrenalina y
noradrenalina en sangre. Las exploraciones físicas complementarias adquieren
una importancia fundamental cuando se formulan hipótesis diagnósticas que hacen
pensar en un posible trastorno por ansiedad, puesto que otras enfermedades se
manifiestan con signos y síntomas muy semejantes, Esta manera de proceder es
especialmente necesaria cuando quienes padecen estas características tienen más
de 35 años, y en los casos donde no hay antecedentes familiares de este tipo de
trastornos. Si no se descartan adecuadamente estas posibles causas ligadas a
condiciones médicas generales, puede condenarse al paciente a recibir
tratamientos ya sea psicológicos o farmacológicos, que, en el mejor de los
casos, serán absolutamente ineficaces, mientras que en otros, producirán
prejuicios importantes que hubieran sido fácilmente evitables mediante
sencillas exploraciones complementarias previas al diagnóstico.
La exploración
física complementaria debe incluir, al menos, un análisis de sangre completo,
análisis de orina, función renal y hepática, pruebas de función tiroidea y un
electrocardiograma. (Oblitas, L. et al., 2010).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello
Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051.
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