viernes, 12 de diciembre de 2014

Teoría del arousal

            H.J. Eysenck además de describir las características asociadas con neuroticismo y ansiedad, también se ocupó de formular teorías para explicarlas. En 1967 propuso la que se denomina “teoría del arousal”. Según ésta, las dos dimensiones principales de la personalidad (extroversión y neuroticismo) tienen base biológica, en las estructuras del sistema nervioso a saber, la extroversión en el sistema reticular activador ascendente (SRAA) y el neuroticismo en el sistema límbico (SL). El SRAA es una estructura nerviosa que se encuentra en el tronco del encéfalo, que recibe proyecciones procedentes de las vías sensoriales y que proyecta otras sobre la corteza cerebral. Su función consiste en enviar impulsos a la corteza para activarla y facilitar el procesamiento que ésta hace de las señales sensoriales que también recibe. Se trata de un sistema de activación relacionado con los ritmos sueño-vigilia. Las personas con baja extroversión (introvertidas), se caracterizan por umbrales de activación menores en el SRAA que aquellas con alta extroversión. Esto es, su SRAA se pone en marcha y activa la corteza cerebral ante estímulos de baja intensidad, mientras que las personas extrovertidas precisan que éstos sean mayores para activar su SRAA y para que éste, en consecuencia, envíe señales de activación a la corteza cerebral.

            Esas diferencias biológicas están en la base de distintas personalidades de unos y otros. Existe una relación entre la activación y rendimiento que tiene forma de U invertida, fenómeno que se conoce como ley de Yerkes-Dodson, la cual sostiene que para cada tarea existe un nivel óptimo de activación en la se obtiene el máximo rendimiento, por encima y por debajo del cual éste empeora. Las tareas fáciles tienen un nivel óptimo de activación superior al de actividades complejas. Se necesita más activación para encontrar la motivación necesaria que permita realizar una tarea fácil; en cambio las difíciles requieren más tranquilidad para su aforntamiento.

            En relación con la personalidad, los individuos introvertidos están crónicamente más activados que los extrovertidos, debido a los menores umbrales de su SRRA, es decir, se encuentran de manera natural muy cerca de su nivel óptimo de activación. En cambio, las personas extrovertidas se encuentran crónicamente subactivadas y buscan situaciones estimulantes que les lleven cerca de dicho óptimo. La interacción social es una de las situaciones que general mayores niveles de activación; en consecuencia, las personas introvertidas prefieren actividades que puedan ser realizadas en aislamiento, prefieren leer que ir a fiestas, etc. Los extrovertidos buscan estimulación y encuentran ésta  muchas veces en la relación social. También son dados a actividades de riesgo, búsqueda de sensaciones, etcétera.

            La base biológica del neuroticismo, como se decía anteriormente se encuentra en el sistema límbico (SL), estructura nerviosa directamente relacionada con la experiencia de las emociones. El temor, así como la ansiedad, tienen su origen en el funcionamiento del SL. Las personas altas en N se caracterizan por tener umbrales de estimulación menores que las personas bajas en N para activarla. En consecuencia, situaciones que a una persona baja en N no le producirían temor o ansiedad, pueden hacer que una persona alta en N sí las experimente. El SRAA y el SL son sólo parcialmente independientes, puesto que existen conexiones entre ambos, lo cual permite que el SL también pueda producir activación cortical. Sin embargo, su principal efecto es la activación del sistema nervioso autónomo (SNA).

            La línea explicativa de Eysenck, basada en la apelación de mecanismos del nivel biológico, ha hecho que proliferen estudios en los que se ha sometido a prueba empírica mediante la utilización de variables psicofisiológicas. Algunas de estas investigaciones han empleado medidas centrales, como la actividad electroencefalográfica (EEG) o los potenciales evocados, mientras que otras han estudiado medidas autonómicas como la tasa cardiaca, la actividad electrodermal, etcétera.

            También se han estudiado otros indicadores del arousal, aunque en menor medida que en las anteriores. Por ejemplo, la dilatación de la pupila, donde ante la presentación de un estímulo luminoso, normalmente se produce una contracción de la pupila de origen parasimpático, seguida por una lenta dilatación causada por la actividad simpática. Se ha observado una más lenta contracción pupilar en los extrovertidos, que ha sido interpretada como indicadora de un menor arousal que en los sujetos introvertidos.

            Asimismo, se ha observado que la dilatación pupilar previa a la estimulación es mayor en los introvertidos, al igual que se produce tras la presentación de estímulos auditivos, tanto neutros como cargados emocionalmente. (Oblitas, L. et al., 2010).


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