Las dimensiones
de neuroticismo (N) y extroversión (E) fueron establecidas a partir de
evaluaciones que diferentes técnicos hicieron sobre 700 soldados con
diagnóstico de neurosis durante la Segunda Guerra Mundial (Eysenck, 1947).
El análisis
factorial descubrió cuatro factores y los dos más importantes fueron
denominados neuroticismo y extroversión. En trabajos posteriores, se analizaron
también personas normales y se utilizaron, además, cuestionarios y tests
objetivos, extrayendo de nuevo a los dos factores mencionados. La extroversión
se caracteriza por rasgos como sociabilidad, búsqueda de animación,
espontaneidad, tendencia al riesgo, impulsividad, etc. En el polo opuesto, la
introversión se distingue por introspección, planificación, cautela,
autocontrol, etc. Los altos en N por la labilidad emocional, trastornos
somáticos propios de la ansiedad como el insomnio, dolor de espalda,
cefalalgias, preocupaciones, etc.; y los bajos en N por la estabilidad
emocional, despreocupación, y otras características similares.
La base biológica
del neuroticismo está en el cerebro visceral o sistema límbico (hipocampo,
amígdala, cíngulo e hipotálamo).
El sistema
límbico tiene conexiones con el tálamo, con la corteza cerebral y con la
formación reticular. Las personas con puntuación alta en N se caracterizan por
umbrales bajos de excitación de las estructuras del sistema límbico, mientras
que las personas estables, en cambio, por umbrales altos; en consecuencia, los
inestables necesitan menores intensidades de estimulación que los estables para
provocar la activación de este sistema.
A nivel
neuroanatómico, la estructura responsable de las diferencias en E es la
formación reticular (más concretamente, el sistema reticular activador
ascendente-SRAA), cuyo umbral de excitación es menor en los introvertidos que
en los extrovertidos; ello hace, por ejemplo, que los extrovertidos prefieran,
en general, una mayor intensidad de estimulación que los introvertidos y que su
tolerancia a los estímulos dolorosos sea mayor.
La contrastación
experimental de la teoría de Eysenck ha dado lugar a una gran cantidad de
investigaciones, sobre todo relacionadas con la dimensión de extroversión, en
diferentes áreas. Así, se comparan extrovertidos e introvertidos en variables
referentes a la influencia farmacológica como el umbral de sedación, el
rendimiento en tareas de vigilancia (atención sostenida durante largos
periodos), la frecuencia crítica de la fusión de destello (el intervalo entre
destellos luminosos por debajo del cual éstos se perciben como uno solo). Se
comparan también en relación con el rendimiento en tareas motoras, estudiando
tareas de “tapping” (rapidez y ritmo de pulsaciones sobre un panel) y tareas de
seguimiento con el rotor de prosecución que permite observar los efectos de
reminiscencia (en tareas motoras que generan fatiga). Los procesos eléctricos
del cerebro han ocupado también a un elevado número de investigadores, buscando
indicadores de la activación en parámetros como la amplitud alfa del
electroencefalograma.
El estudio de la
condicionabilidad es otra área muy investigada. Más cerca ya del ámbito de las
variables sociales se encuentran también comparaciones entre extrovertidos e
introvertidos en cuanto a comportamiento delincuente, actitudes sociales y
políticas, hábito de fumar y conducta sexual. (Oblitas, L. et al., 2010).
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