Una de las
estrategias utilizadas en el tratamiento de distintas adicciones, tanto en un
programa orientado hacia la abstinencia como hacia el juego controlado o a la
reducción de daños es el entrenamiento en técnicas de autocontrol (Hester,
1995). Este enfoque puede ser empleado una vez que la persona acepta participar
en un tratamiento orientado hacia la abstinencia, cuando tiene dificultades en
conseguirla o cuando su objetivo es el juego controlado o la reducción de
daños. En ocasiones el autocontrol se pone en marcha en la parte media del
tratamiento, cuando ya se han conseguido los objetivos mínimos para que el
paciente mantenga su adherencia a él.
Las técnicas de
autocontrol se concentran en que la persona conozca su conducta problema y sea
capaz de afrontarla mediante determinadas técnicas sin llevarla a la práctica. El
autocontrol enseña a la persona estrategias para controlar o modificar su
conducta a través de distintas situaciones, con el propósito de alcanzar metas
a largo plazo. Para ello se le entrena en distintas técnicas para que no
realice la conducta o, en caso de que la lleve a cabo, lo haga de un modo poco
problemático, y con la idea de poder llegar a conseguir la eliminación total de
ella.
El terapeuta le
ayuda a establecer condiciones favorables para el cambio, le entrena en
técnicas para conseguirlo y le refuerza por los avances conseguidos. También lo
capacita en la aplicación en la aplicación de auto refuerzos, en la búsqueda de
apoyo en otras personas para mantener las ganancias conseguidas y para aquellas
que conforman su entorno le apoyen en su abstinencia. Existe una serie de
técnicas que se utilizan sistemáticamente cuando se aplica un programa de
autocontrol (por ejemplo, auto registros, cambio de estímulos discriminativos,
técnicas encubiertas). Para realizar un buen diseño de dicho programa es
necesario llevar a cabo una evaluación conductual adecuada del problema y
adaptar el tratamiento a los avances que se van produciendo a lo largo de éste
y a la consecución de los objetivos iniciales e intermedios. También, las
técnicas de autocontrol conceden una gran importancia al mantenimiento de los
cambios, especialmente a través de la utilización del auto refuerzo, cuando la
conducta toma la dirección esperada y, en caso contrario, el autocastigo.
Finalmente, cada vez cobran mayor importancia los procedimientos cognitivos
dentro del autocontrol, especialmente por las ideas, creencias, pensamientos o
atribuciones erróneas que la persona tiene con respecto al juego y el ambiente
donde éste se desarrolla, así como sobre sus resultados. (Oblitas 2010).
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