Para
comprender la psicopatología de la encopresis es menester reconocer la
importancia de la fase anal del desarrollo psicosexual. Durante esta fase la
región anal es la principal zona erótica y el paso de las heces resulta por sí
mismo una actividad placentera.
Normalmente el niño de corta edad es
obstinado, ambivalente, rebelde, desordenado, sadomasoquista y egoísta. Los
padres piden a este niño pequeño, con sus muchas características socialmente
inaceptables, que satisfaga sus deseos. Si la relación entre él y sus padres es
buena, irá dominando gradualmente sus instintos. Si su relación con ellos es
deficiente, si no se suplen muchas necesidades o si se le exige demasiado,
exagerará y perpetuará características anales. Esto significa que la región
anal misma conserva su importancia desde los puntos de vista fisiológico y
psicológico. En consecuencia, la encopresis representa, entre otras cosas, una
continua rebelión contra la autoridad paterna, particularmente con respecto a
la educación de la evacuación. No obstante, también representa un placer
infantil al cual el niño se aferra porque está fijado en la fase anal.
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