La organización mundial de la salud (OMS) propone que la
malnutrición crónica en los primeros años de vida provoca frecuentes retrasos
del crecimiento y afecta a la persona, tanto sanitaria como socialmente,
durante toda su vida. Aunque la mejor prevención empieza en la niñez, la
adopción de medidas para mejorar el acceso a los alimentos también sería
beneficiosa para los adolescentes. La anemia es uno de los principales
problemas de origen nutricional que afecta a las chicas. Prevenir embarazos
precoces y mejorar el estado de nutrición de las niñas antes de que queden
embarazadas podría reducir la mortalidad materna e infantil y ayudar a romper
el círculo vicioso de la malnutrición intergeneracional. Ello requiere no sólo
mejorar el acceso a alimentos nutritivos y a suplementos de micronutrientes,
sino también, en muchos sitios, prevenir las infecciones. La adolescencia es un
buen momento para adquirir hábitos saludables de alimentación y ejercicio, que
pueden contribuir al bienestar físico y psicológico durante ese periodo, y para
reducir la probabilidad de que en la edad adulta aparezcan enfermedades
crónicas relacionadas con la nutrición. Promover modos de vida sanos también es
fundamental para atajar la rápida progresión de la epidemia de obesidad.
Hospital Médica Sur:
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Col. Toriello Guerra,
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