Todos los
seres humanos poseemos una vida interior; es decir, por dentro sentimos,
pensamos y tratamos de adaptarnos a lo que nos exige la vida exterior, el mundo
que nos rodea; pero conforme vamos creciendo y desarrollándonos, la forma para
ir realizando esta adaptación va cambiando y en un principio es el juego aquel
motor que posee un niño para poder dominar su realidad; así como posteriormente
para el adolescente será la palabra.
Es importante
señalar la diferencia que existe entre lo que es psicoterapia psicoanalítica en
niños y adolescentes a la de los adultos; aunque ambas terapias se manejan bajo
principios psicoanalíticos en común, existen diferencias en cuanto a otras
condiciones terapéuticas básicas. En la psicoterapia psicoanalítica de adultos
su bien resultado se debe a la liberación de ciertas fuerzas básicas que
normalmente están presentes en la estructura de la personalidad y que actúan
espontáneamente a través del tratamiento para lograr la curación; mientras que,
en la psicoterapia psicoanalítica de niños y adolescentes no se ha completado
el desarrollo en los mismos y consecuentemente no se ha dado el carácter
definitivo del individuo; de hecho, el paciente neurótico adulto anhela aquella
“normalidad” que le ofrece las posibilidades de placer sexual y de éxitos
profesionales; mientras que para el niño y el adolescente la “curación” no le
causa placer ya que presupone adaptarse a una realidad desagradable, renunciar
a una inmediata realización de sus deseos y a las gratificaciones secundarias
(la ganancia fuera de lo que aparentemente obtengo).
Los adultos
poseen la capacidad de insight (capacidad de ver por dentro sus problemas) con
respecto a sus anormalidades, mientras que los niños y algunos adolescentes no
experimentan el mismo deseo de curarse, además que su relación con el terapeuta
no es exclusiva, sino que incluye a los padres quiénes deben sustituir o
complementar el yo y el superyó del niño en varios aspectos. Existen muchas más
diferencias, pero con esto pretendo aclarar poco a poco el panorama del
tratamiento en niños y adolescentes con respecto al de adultos. Podríamos
concluir que la diferencia es fundamentalmente técnica y no de principios
teóricos, ya que ambas se ajustan a los mismos postulados psicoanalíticos y
conducen a los mismos resultados. El método de trabajo es distinto porque los
estadios del desarrollo del niño nos ofrecen un material diferente en el cual trabajar.
La psicoterapia de niños muestra repetidamente los significados que puede tener
un simple juguete y sólo comprenderemos su significado si conocemos la conexión
adicional y la situación terapéutica global en la que se ha producido. El juego
en la psicoterapia cumple una función que es la de elaborar situaciones en las
que existe una carga excesiva para el yo , y pueden volverse o ser traumáticas,
además de cumplir una función catártica (de descarga) para que se logre la
homeostasis (equilibrio interno) en el individuo.
El juego es
el medio por el cual el niño vence sus realidades dolorosas y domina miedos
instintivos, proyectándolos al exterior en los juguetes; el juego revelará la
actitud del niño hacia la realidad. Independientemente de las diferencias, todos los adultos poseemos algo de niños por lo que a veces también jugamos.
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