Robles (2012) refiere que los mejores
desempeños del adolescente se producen cuando sus comportamientos y emociones
son egosintónicos, es decir, agradables para él mismo. Si sus propios
comportamientos y emociones le causan desagrado o sentimientos de culpa,
entonces serán egodistónicos o desagradables para sí mismo, y por consecuencia
los desempeños serán de inferior calidad. De aquí la necesidad de hacer
balances objetivos de las propias capacidades y debilidades para alcanzar un
concepto objetivo de la propia persona. Por principio de cuentas el adolescente
debe percatarse de que todos los seres humanos tienen posibilidades y
carencias, y de que todos también tienen capacidad para trabajar continuamente
para superarse. Ello como primer paso para regular la autoestima.
La autoestima es el producto
emocional del conocimiento que se tenga de sí mismo; su elaboración depende de
múltiples actividades desarrolladas a lo largo de toda la vida; puede resultar
equilibrada, es decir, cercana a la objetividad, o puede resultar defectuosa,
es decir, alejada de la realidad ya sea por minus o sobrevaloración. Si el
conocimiento que se tiene de sí mismo es parcial o equivocado, esto se traduce
en alteraciones de la autoestima, y en disfunciones del comportamiento.
Hospital Médica Sur:
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