3. CONSERVACIÓN-AISLAMIENTO
Esta fase es experimentada
por muchos como "el peor período de todo el proceso del duelo", pues
es durante ésta que la aflicción se asemeja más a una depresión (ya como
trastorno psiquiátrico) o a una enfermedad general. De forma muy
característica, y relacionado en parte con el desconocimiento general del
proceso del duelo, la relación muerte-aflicción al final del año se pierde, y
la mayoría de las personas no relacionan una cosa con la otra. Por ello, esa
“nueva” sensación de tristeza es vivida por muchos como un cuadro depresivo
aislado.
Sin olvidar que cada persona elabora su pena según su
propio tiempo y estilo, este momento se presenta, en promedio, al cabo de 8-10
meses. Sus características más importantes son:
Aislamiento
La persona prefiere
descansar y estar sola por momentos no muy largos, a oscuras y en su
habitación. Su cuerpo le pide reposo, está débil y se siente fatigado por
tantos meses de estrés. Las personas "molestan" de forma temporal al
deudo y busca aislarse.
Impaciencia
Después de tanto
sufrimiento, puede llegar un momento en el que el deudo dude de su propia
capacidad de recuperación y sienta que debe hacer algo útil y provechoso que le
permita salir lo más rápidamente posible de su estado de duelo. En la práctica,
los deudos hacen referencia a esta situación con comentarios como que se está
“cansado de tanto dolor”, "que no lo han hecho bien", "que no
pueden con ello", etc.
Repaso obsesivo
De forma característica,
durante esta época la persona empieza a hacer un repaso global de lo sucedido:
los hechos en sí, la comunicación de las malas noticias, personas que le han
acompañado este tiempo, efectos de la pérdida sobre el propio mundo, situación
actual, etc. Este repaso puede ser sólo parcial, referido a un hecho en
particular o a varios, y muy reiterativo a los largo de los meses siguientes.
Este ejercicio es generalmente mental y pocas veces es comunicado a los demás;
para ello, el deudo se aísla por momentos o parece distraído.
Apoyo social disminuido
Durante este período, el
deudo ya encuentra poco eco a su dolor, tristeza y sensación de vacío, y la
gente le tacha de “depresivo”, de “débil”, de “cansón”, de no estar “haciendo
nada para recuperarse”, asumiendo que “ya debería estar bien”. La pérdida del
apoyo social es ahora vivida con mayor intensidad.
Necesidad de sueño
Tras varios meses de estrés,
de manejar tantas cosas al mismo tiempo (las propias de la pérdida y las
asociadas a ella), la persona está agotada, física y mentalmente, y su mente le
pide también reposo, alivio que obtiene con el sueño; por ello, la persona
sentirá más deseos de dormir, por más horas, o en dosis fraccionadas. A veces,
esto es vivido por el deudo (y por otros) como una forma de “evadir la
realidad”, cuando en realidad es una necesidad fisiológica muy natural en la
aflicción.
Otras reacciones
Desesperación (muy relacionada con la impaciencia y la
aceptación emocional de la pérdida), desamparo (en consonancia con el apoyo
social diminuido), impotencia (confirmación definitiva de la incapacidad para
modificar lo sucedido) e irritabilidad (cualquier cosa que implique un gasto de
energía –energía que no es utilizada en sí mismo- exaspera al doliente).
Estas tres primeras etapas
configuran lo que muchos teóricos del duelo llaman la “fase aguda” de la
aflicción (la cual abarca, en general, el primer año). Hasta este momento, lo
que el deudo debe hacer, desde la óptica del trabajo de congoja, es expresar lo
que siente, trabajar con la emoción más que con la razón, y resolver problemas
prácticos instrumentales (domiciliarios, legales, personales). No es el momento
de reconstruir, sólo de sentir. Hasta este momento la vida del duedo es
"dominada" por el muerto (su vida gira en torno suyo), no obstante,
en algún lugar determinado de ese doloroso viaje de la aflicción, el doliente
retoma la postura de pensar primero en él desde todos los ángulos o dimensiones
de su vivir, piensa ya en términos de reconstrucción, de gobernar su propia
vida. Se inicia pues la “fase crónica” de la aflicción, con los siguientes dos
períodos del proceso.
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso
Col. Toriello Guerra,
Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F.
Tel. 55-24-30-51. www.terapiainfantilyjuvenil.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario