Las reglas aceptadas socialmente
varían según el estrato social de que se trate y pueden ser numerosas y
sutiles. El adolescente las aprende a partir de generalizaciones obtenidas en
el trato. Cuando las oportunidades de interacción son pobres, debido a padres
ausentes o silenciosos, a pocos amigos, a ambientes aislados en sitios rurales,
en casonas semivacías, entonces no es posible realizar ningún aprendizaje de
las reglas de interacción simplemente por la simple razón de que no se han
visto en uso. En cambio, en los ambientes urbanos sobrepoblados, con mucho
intercambio, contactos constantes, en vecindades populosas, los aprendizajes
son numerosos aunque no siempre los apropiados. Para mejorarlos y
complementarlos existe la interacción organizada: las estancias infantiles, el
jardín de niños, la escuela, los clubes de excursionismo, las fiestas
familiares, vecinales o escolares, el estudio de grupos pequeños, la participación
en bailes, aficiones diversas, etc., actividades que constituyen oportunidades
de intercambio que todos deben disfrutar.
Al llegar a la adolescencia la
muchacha o el muchacho normalmente han desarrollado un importante arsenal de
mecanismos de intervención. Para influir en los padres, los maestros o con sus
iguales, han aprendido a suplicar, presionar, apoyar, consolar, hacer promesas
u ofrecimientos, tratar de distraer o captar la atención, divertir con humor,
amenazar o tratar de ordenar. Todos estos mecanismos son normales y demuestran
un acervo rico en comportamientos. (Robles 2011).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso
Col. Toriello Guerra,
Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F.
Tel. 5524-3051. www.terapiainfantilyjuvenil.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario