Son muchas las dimensiones de los
grupos: grupo familiar, escolar, comunal, étnico, nacional, etc. Cada uno de
estos grupos tiene fisonomía propia y cada persona pertenece a varios de ellos
simultáneamente. La dinámica de cada uno, y la de todos en conjunto es muy
compleja y exige por ello aportaciones inteligentes por parte del sujeto, que
permitan convivencia y evitar rezagos y perversiones.
Constituyen los grupos una serie de
universos entrelazados, llenos de desafíos y problemas, que exigen del sujeto
esfuerzos permanentes para entenderlos y para manejarse dentro de ellos.
En los grupos se generan diversos
tipos de objetivos, los cuales seleccionados y bien coordinados, pueden arribar
al logro de metas de dimensiones insospechadas. El funcionamiento del grupo
como organismo hipercomplejo, se debe a la coordinación y potenciación del
pluralismo individual. Como cada persona es diferente y está animada de
variadas capacidades y motivaciones, y como al propio tiempo es capaz de
trabajar cooperativamente persiguiendo objetivos comunes, las realizaciones de
la sociedad humana pueden ser infinitamente mayores de las que puede alcanzar
cada sujeto por sí mismo. La sobrevivencia del hombre en el planeta, se debe en
buena parte, a su naturaleza social; es decir, a poder trabajar unido a metas
perseguidas por otros muchos, y que a final de cuentas son los constructores de
la civilización. (Robles 2011).
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