viernes, 28 de junio de 2013

¿Existe una mala reputación hacia el término Adolescencia?


            Por supuesto que sí; de hecho muchos adultos la han llamado “la edad de la punzada”, “época de crisis”, “edad ingrata”, etc. A la infancia se le percibe como un período de armonía mientras que a la adolescencia se le percibe como el periodo de mal humor, inestabilidad, un periodo difícil de vivir. Sin embargo no necesariamente es así; en cada edad de la vida se atraviesa por una “crisis”, la cual no es una catástrofe que hace borrón y cuenta nueva de las etapas anteriores, sino una adaptación a la siguiente etapa. 


            Desde el nacimiento hasta la muerte, cada ser humano realiza un largo proceso de transformación. De modo que el proceso de maduración es permanente. Cada ser humano pasa por una serie de etapas de desarrollo. Cada etapa representa una tarea psíquica definida y concluye precisamente con una crisis específica.

            El término “crisis de adolescencia” en realidad es una crisis de relación puesto que el adulto se niega a tomar en cuenta al Otro, al adolescente, en su singularidad y su riqueza; se niega a reconocer que tiene una plena capacidad sexual, un pensamiento propio, unas aspiraciones particulares. Que esta fase de vida sea tranquila y no conflictiva depende antes que nada del cuerpo social. No existe determinismo biológico, ni fatalidad de la crisis, sino circunstancias socioculturales que favorecen una u otra orientación en el proceso de adolescencia.

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