· Porque son
“diferentes” en algún sentido. Puede que sean más altos o más bajos, más
robustos o más delgados; puede que lleven aparatos dentales o lentes; que
padezcan alguna discapacidad física o tengan alguna diferencia de aprendizaje,
o “hablen raro”, o tengan una “pinta extraña”, etc. Todas las personas son
únicas, así que existen innumerables “diferencias” que los acosadores pueden
detectar y que les puedan servir de pretexto.
· Porque
parecen vulnerables (algo así como “blancos fáciles”). Quizás sean pasivos,
sensibles, callados, tímidos, o puede que destaquen de algún otro modo. Sea por
el motivo que sea, son chicos o chicas que dan la impresión de que no pueden o
no piensan hacerse valer por sí mismos.
· Porque no
saben hacer amigos ni llevarse bien con otras personas. Están aislados y solos;
son chicos solitarios. No tienen a nadie a quien recurrir para que acuda a su
defensa.
· Porque a la
hora de relacionarse socialmente se desenvuelven con torpeza. Quizás no sepan
decir u hacer “lo que conviene”. Quizás vistan ropa “inadecuada”. Sea por lo
que sea, no encajan.
· Como un modo
de obtener atención. No saben conseguir atención positiva, así que buscan la
negativa. Puede que se comporten de forma “extraña” o pesada.
Porque son acosadores. ¿Cómo puede ser eso?
Imagínense que un chico (o una chica) de diez años acosa a otros chicos y/o
chicas de su edad o más jóvenes. Hablamos de alguien que no sabe hacer amigos.
Puede que sea mandón (o mandona), agresivo y grosero. Pues, bien, imagínense
ahora que colocamos a ese mismo chico en un grupo de compañeros y compañeras
mayores. De pronto, ya no es tan grande ni tan fuerte, y tampoco da tanto
miedo. Ese chico (o chica), que no sabe hacer amigos, hacer
amigos, que no sabe cómo actuar, de la noche a la mañana se ha convertido en
alguien muy vulnerable.
José María Rico 121-501. 5to. Piso Col. Del. Valle. C.P. 03100. México, D.F.
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