El
conflicto entre personas es algo normal e inevitable, y no todo conflicto es
perjudicial o malo por sí. El conflicto destructivo daña relaciones, crea malos
sentimientos y desemboca en problemas futuros. Pero el conflicto constructivo
nos ayuda a aprender, a crecer y a cambiar a ser mejores: vemos las cosas desde
otras perspectivas; nos volvemos más abiertos, más tolerantes y más dispuestos
a aceptar, construimos relaciones más sólidas con las personas que comparten
nuestra vida.
¿En
qué consiste la diferencia entre uno y otro? En el modo en que decidimos negociar los conflictos que
experimentamos. Se necesitan (al menos) dos personas para iniciar y mantener un
conflicto. Si ambas acuerdan buscar una solución positiva al mismo, ya tendrán
media batalla ganada.
Todo
el mundo se beneficia del aprendizaje de habilidades para la resolución de
conflictos y de la práctica de las mismas. Los acosadores y las acosadoras,
porque descubren el verdadero poder que se supone solucionar problemas sin
emplear la fuerza ni la intimidación. Las víctimas, porque están mejor
capacitadas (“facultadas”) para buscar soluciones en lugar de ceder y
renunciar. Su clase, porque se convierte en un lugar lleno de gente dispuesta a
trabajar en colaboración.
La
resolución de conflictos no se aprende (ni se enseña) en un día. Si desea
obtener los mejores resultados, probablemente querrá utilizar un programa de
resolución de conflictos. Hay muchos disponibles; hable con el director o la
directora de su centro y averigüe si su escuela tiene preferencia por alguno o
ya ha seleccionado uno en particular.
Nota:
Las investigaciones realizadas muestran que los programas de resolución
de conflictos funcionan. Los alumnos y las alumnas que no reciben formación de
esa clase tienen mayores probabilidades de retraerse o de recurrir a la fuerza
en las situaciones conflictivas. Los que sí aprenden a solucionar conflictos
muestran una mayor inclinación a hacerles frente, a emplear la resolución de
problemas para negociar soluciones… y a tener una actitud más positiva ante la
escuela en general (Johnson y Johnson, 1996).
José María Rico 121-501. 5to. Piso Col. Del. Valle. C.P. 03100. México, D.F.
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