Se puede aprender a ayudarse mutuamente a resolver conflictos a través de
la mediación entre iguales. Los mediadores no ofrecen soluciones, sino que
formulan preguntas abiertas, fomentan el debate y orientan a las personas
implicadas en un conflicto para que piensen y prueben sus propios remedios.
Los mediadores se sitúan “entre” las
personas implicadas en un conflicto, como el camellón de una avenida. Su
trabajo consiste en ayudar a que las dos partes se reúnan, y no en imponer
remedios o en apuntarse el mérito de las soluciones que funcionen.
Para empezar a mediar, los
mediadores entre iguales deben hacerse siete preguntas importantes:
1.
¿Soy la persona adecuada?
2.
¿Puedo intervenir sin tomar partido?
3.
¿Me dejarán intervenir ambas partes?
4.
¿Es éste el momento idóneo para intervenir?
5.
¿Las partes están relativamente
tranquilas?
6.
¿Disponemos de suficiente tiempo?
7.
¿El lugar es adecuado?
Nota: Es posible que la
mediación entre iguales no sea el mejor método para abordar determinadas
situaciones de acoso escolar. Los acosadores tienen (y quieren tener) poder
sobre sus víctimas. Puede que éstas posean escasas o nulas habilidades para
la comunicación o para ser asertivas, especialmente en presencia de los
acosadores. Las víctimas pueden sentirse intimidadas y tener miedo debido a los
pasados incidentes de acoso, y es muy posible que les preocupen especialmente
las posibles represalias futuras. Estos dos temores combinados pueden suponer
un obstáculo para que hablen con sinceridad, escuchen abiertamente y sugieran
posibles soluciones libremente. Es posible que prefieran reservar la mediación
entre iguales para otro tipo de conflictos.
José María Rico 121-501. 5to. Piso Col. Del. Valle. C.P. 03100. México, D.F.
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