
Las lesiones psíquicas más
frecuentes son los trastornos adaptativos (con estado de ánimo deprimido o
ansioso), el trastorno de estrés postraumático o la descompensación de una personalidad
anómala. Más en concreto, a un nivel cognitivo, la víctima puede sentirse
confusa y tener dificultades para tomar decisiones, con una percepción profunda
de indefensión (de estar a merced de todo tipo de peligros) y de
incontrolabilidad (de carecer de control de su propia vida y su futuro); a
nivel psicofisiológico, puede experimentar sobresaltos continuos; y, por
último, a nivel conductual, puede mostrarse apática y con dificultades para
retomar la vida cotidiana (Acierno, Kilpatrick y Resnick, 1999).