Los componentes de la timidez en las
muchachas y muchachos son la falta de confianza en sí mismos y la falta de
confianza en los demás. Ambas emociones son razonables en ciertas
circunstancias, puesto que realmente no somos capaces de hacer todas las cosas
y, por otra parte, algunas personas son dignas de nuestra confianza y otras no.
Por ello en un número importante de casos, la timidez resulta una protección a
la propia persona, puesto que preserva de situaciones desgastantes o
peligrosas.
La timidez se transforma en
conflictiva cuando se siente desconfianza por algo o alguien, sin que desee
sentirla, es decir, la timidez puede detectarse como un problema, cuando
funciona como distónica, pues es entonces cuando se genera el conflicto
querer-no querer. Al concientizar la inutilidad de esta situación el conflicto
se reduce y se genera la disponibilidad de intentar encontrar un nuevo tipo de
ajuste personal. El conflicto desaparece en su manifestación innecesaria,
cuando el adolescente es capaz de deslindar claramente cuando se justifica la
desconfianza y cuando no; entonces puede decidir cuando la interacción puede
ser aceptada y cuando debe ser evitada. (Robles, 2011).
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