En las parejas que se conducen
racionalmente, ambos gozan de las mismas libertades y en caso de que descubran
que ha terminado el afecto o existen incompatibilidades que no puedan ser
superadas, la conducta lógica es la separación, sin prohibiciones y sin
insultos. El adolescente debe comprender que la vía para retener a la pareja es
la comprensión, el afecto y la tolerancia, y no conductas destructivas como la
represión y los celos.
Para poder mejorar la calidad de
vida emocional, lo primero que requiere el adolescente es entender esta
problemática. Lograrlo le permitirá colocarse por encima de la simple secreción
hormonal y del comportamiento irracional y alcanzar niveles de vida
inteligente.
Robles (2011) propone que un
ejercicio necesario para el adolescente es contestar preguntas como las
siguientes: ¿Cuáles son las emociones que siento hacia mi pareja? ¿qué
comportamientos resultan de cada una de ellas? ¿cuáles son constructivos y
cuáles destructivos? ¿porqué se producen? ¿cómo puede intervenir mi
racionalidad para regularlas? ¿cuáles me causan satisfacción y cuáles me
desagradan? ¿porqué? ¿cuáles son las emociones probables de mi pareja hacia mí?
¿qué las causa? ¿qué puedo hacer para mejorarlas?, etc. Muchas de estas
preguntas las elaboran los propios adolescentes y la atención cuidadosa a las
mismas, puede modificar de manera sensible sus comportamientos.
Hospital Médica Sur:
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