Los indígenas que trabajaban en las
fincas de Chiapas eran descendientes de los pueblos más notables del antiguo
México. Hasta el siglo VI, la región vivía bajo la influencia de la cultura
maya, y más tarde, hasta el siglo XV, bajo la predominancia de la migración
tolteca. Con el paso de los años fue sojuzgada por los aztecas, que
convirtieron a sus pobladores en tributarios de Tenochtitlán. La región, a
pesar de todo, permaneció fiel a sus costumbres hasta la llegada de los
españoles en el siglo XVI.
Los conquistadores arrasaron por
completo con la vida de las comunidades. La relación de los indios con sus
semejantes, con sus divinidades, con sus árboles, sus ríos y sus montañas,
sufrió cambios inimaginables por su brutalidad. Los indígenas fueron diezmados
por las epidemias, las guerras, las hambrunas y las deportaciones. Más del 75%
murió durante las primeras décadas de la Conquista. Pueblos enteros
desaparecieron de la geografía y de la historia, sobre todo entre 1524 y 1544.
“Los acontecimientos de estos veinte años provocaron en las víctimas un trauma
de tal magnitud que aún perdura en sus descendientes”, habría de notar el
historiador Jan de Vos. Ese terrible periodo ---ese katún--- acabó con la llegada de los dominicos a la provincia de
Chiapa. “Fueron ellos quienes establecieron las bases de un sistema de vida que
para la población india permanecería vigente hasta mediados del siglo XIX”.
Los dominicos concentraron a los
indios en una serie de poblados ---se llamaban reducciones--- que vivían bajo la protección de un santo. Con el
tiempo, los poblados más grandes fueron elevados al rango de doctrinas; los más
pequeños, a su vez, fueron convertidos en visitas. La doctrina de Ocosingo, por
ejemplo, tenía como visitas los señoríos de Sibacá, Yajalón y Guaquitepec. Los
doctrineros, al convivir con los indígenas, adquirieron un poder tan grande que
los convirtió, muy pronto, en amos de la tierra. A mediados del siglo XIX, en
efecto, los dominicos eran ya los finqueros más poderosos del sureste de
Chiapas.
Muchos de los indígenas que habrían
de protagonizar la rebelión del EZLN descendían de los peones que trabajaban en
las fincas de los dominicos. Otros más descendían de los hacheros que laboraban
en las monterías establecidas por la Casa Bulnes en la cuenca del Jataté
---nuestro río Jataté”, como lo llamaban sin ironía los hermanos Bulnes.
Formaban éstos un grupo muy importante. Algunos de los más viejos recordaban
aún la vida que llevaban en las monterías. Era durísima...---. (Tello, 2013).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso
Col. Toriello Guerra,
Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F.
Tel. 5524-3051. www.terapiainfantilyjuvenil.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario