sábado, 3 de mayo de 2014

Los indígenas de Chiapas: Opresión histórica

            Los indígenas que trabajaban en las fincas de Chiapas eran descendientes de los pueblos más notables del antiguo México. Hasta el siglo VI, la región vivía bajo la influencia de la cultura maya, y más tarde, hasta el siglo XV, bajo la predominancia de la migración tolteca. Con el paso de los años fue sojuzgada por los aztecas, que convirtieron a sus pobladores en tributarios de Tenochtitlán. La región, a pesar de todo, permaneció fiel a sus costumbres hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI.

            Los conquistadores arrasaron por completo con la vida de las comunidades. La relación de los indios con sus semejantes, con sus divinidades, con sus árboles, sus ríos y sus montañas, sufrió cambios inimaginables por su brutalidad. Los indígenas fueron diezmados por las epidemias, las guerras, las hambrunas y las deportaciones. Más del 75% murió durante las primeras décadas de la Conquista. Pueblos enteros desaparecieron de la geografía y de la historia, sobre todo entre 1524 y 1544. “Los acontecimientos de estos veinte años provocaron en las víctimas un trauma de tal magnitud que aún perdura en sus descendientes”, habría de notar el historiador Jan de Vos. Ese terrible periodo ---ese katún--- acabó con la llegada de los dominicos a la provincia de Chiapa. “Fueron ellos quienes establecieron las bases de un sistema de vida que para la población india permanecería vigente hasta mediados del siglo XIX”.

            Los dominicos concentraron a los indios en una serie de poblados ---se llamaban reducciones--- que vivían bajo la protección de un santo. Con el tiempo, los poblados más grandes fueron elevados al rango de doctrinas; los más pequeños, a su vez, fueron convertidos en visitas. La doctrina de Ocosingo, por ejemplo, tenía como visitas los señoríos de Sibacá, Yajalón y Guaquitepec. Los doctrineros, al convivir con los indígenas, adquirieron un poder tan grande que los convirtió, muy pronto, en amos de la tierra. A mediados del siglo XIX, en efecto, los dominicos eran ya los finqueros más poderosos del sureste de Chiapas.

            Muchos de los indígenas que habrían de protagonizar la rebelión del EZLN descendían de los peones que trabajaban en las fincas de los dominicos. Otros más descendían de los hacheros que laboraban en las monterías establecidas por la Casa Bulnes en la cuenca del Jataté ---nuestro río Jataté”, como lo llamaban sin ironía los hermanos Bulnes. Formaban éstos un grupo muy importante. Algunos de los más viejos recordaban aún la vida que llevaban en las monterías. Era durísima...---. (Tello, 2013).

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