jueves, 8 de mayo de 2014

Relaciones sanas vs. relaciones destructivas en los adolescentes

            La vida emocional del adolescente es extremadamente rica e intensa, pero está en proceso de organización. Ésta puede irse alcanzando empíricamente; es decir, solamente a través de la escuela de la vida; pero cuando ello ocurre así existe el riesgo de organización incompleta, tardía y defectuosa. En cambio, con el apoyo inteligente de padres y maestros y con el estudio adecuadamente dirigido de las ciencias del comportamiento, las nuevas integraciones tienen las perspectivas de ser mucho más ricas, funcionales y maduras.

            El aprendizaje de relaciones humanas solidarias durante la adolescencia es algo que debe ser aprendido; desgraciadamente en muchísimos casos el adolescente no cuenta ni con el apoyo, ni con los ejemplos suficientes para orientarse correctamente. Guiado exclusivamente por su intuición, puede desviarse hacia el establecimiento de relaciones destructivas, lo que implica comportamientos patológicos que conducirán a infelicidad personal y a matrimonios desdichados o a dolorosas separaciones.

            La desviación del sentido natural de la emocionalidad produce destructividad. Una emocionalidad debe ser considerada sana en tanto contribuye a preservar la salud propia y contribuye de alguna manera a los demás. El caso contrario se produce cuando se daña al propio actor de la conducta y se lesiona de algún modo a los otros.

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