Es muy importante para resolver las
preocupaciones en los adolescentes el fomentar a que se acostumbren a pensar
organizadamente en la solución de sus problemas. Esto puede lograrse si los
problemas de que se trata son de dimensión normal; es decir, accesible para el
adolescente, y si se les apoya con los medios cognitivos, emocionales y
materiales necesarios.
En ocasiones, los adolescentes
desean realizar acciones que sienten necesarias pero que no se atreven a
abordar porque las consideran difíciles o riesgosas. Tal es el caso, de por
ejemplo, reconciliar a padres quisquillosos, obtener las altas calificaciones
que se les exigen, comunicarse con padres autoritarios o con profesores
demasiado severos. Entonces puede producirse una preocupación sin salida, que
provoca desgastes emocionales continuos, penosos y sin fruto.
Este tipo de preocupaciones puede
durar meses o años y no llegar, pese a ello, a realizaciones, dejando en el
joven una sensación de frustración y un hueco en el proceso de su desarrollo.
En los casos en que sí se traduce la preocupación en acciones, éstas pueden
conducir a la solución del problema, a la superación del desgaste emocional y a
la promoción del desarrollo personal; pero si no son exitosas, la
insatisfacción e inquietud pueden hacerse permanentes y contribuir a
desarrollar problemas emocionales, desde leves hasta severos. Ello ocurre
especialmente si se acumulan frustraciones debido a una serie de intentos
fallidos. Es este el punto de partida de la integración de obsesiones. (Robles,
2012).
Hospital Médica Sur:
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Col. Toriello Guerra,
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