La timidez y la incompetencia
emocional están relacionadas. Aunque pueden observarse ya desde la niñez, es en
la adolescencia cuando estos estados se convierten en “egodistónicos” o sea
molestos para la persona que los presenta. Efectivamente a las desventajas de
ser tímido, durante la adolescencia se agregan las molestias de darse cuenta,
apenarse y no saber como proceder para superar la situación.
En la incompetencia emocional
influye de algún modo el temperamento heredado por las muchachas y los
muchachos, pero gravitan de manera fundamental los factores ambientales.
La incompetencia emocional está provocada
por una vida muy pobre en experiencias. Ello ocurre en algunas áreas rurales o
en hogares aislacionistas o demasiado excluyentes que enmurallan al
adolescente.
Dos son los principales síntomas
manifestados en la incompetencia emocional: captar mal las señales emocionales
del comportamiento de los demás y tener un repertorio muy limitado de
respuestas para las variadas situaciones que la vida va presentando. La unión
de estas características provoca comportamientos pobres y torpes. Ante
respuestas inadecuadas producidas de manera reiterada, tanto los interlocutores
como el mismo emisor de respuestas, llegan a sentirse molestos. Además,
frecuentemente se provoca abuso emocional por parte de compañeros malignos que
agreden con burlas. (Robles 2011).
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