lunes, 12 de mayo de 2014

Los sentimientos en los jóvenes y las relaciones destructivas

            En los jóvenes es saludable expresar y manifestar los sentimientos, inclusive los sentimientos llamados “negativos”, entre los cuales se encuentra el enojo, aunque a los mismos se les deba calibrar, moderar o canalizar. Formas aceptables de canalización son, por ejemplo, el grito, el “chisme”, el sarcasmo, la oposición, la protesta y a veces el humor. Es inconveniente, en cambio, “tragarse” los disgustos.

            Las emociones son útiles cuando se usan en la dirección y el momento adecuado; pero se convierten en patológicas cuando debido a tergiversaciones culturales y daño psicológico, se dirigen a destruir a quienes se debe apoyo, amor o agradecimiento. El ser humano suele dirigir su emoción destructiva contra seres a quienes se supone que debe proteger y amar: la novia o la esposa, los hijos, los padres o los hermanos, o bien contra el propio yo.

            En los adolescentes la falta de desarrollo emocional correcto puede provocar conductas de emocionalidad destructiva tales como ser celosos y prohibitivos, agresivos, malignos, alcohólicos incongruentes, golpeadores, abusivos, cínicos; etc. Y proyectarla con los padres, maestros, hermanos, compañeros, pero muy especialmente con la pareja. Lamentablemente desde las situaciones de noviazgo pueden observarse ya relaciones destructivas. Cuando esto ocurre el joven se dedicará a hostigar, avergonzar y celar a su pareja, en vez de a quererla y a apoyarla solidariamente en la solución de problemas.

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