viernes, 14 de noviembre de 2014

Teoría de la esperanza-desesperanza: Psicología de la salud y estrés

            Pereyra (1997) considerando la importancia de la variable esperanza en el proceso de salud-enfermedad, elaboró un modelo operativo el cual en síntesis se puede decir que la esperanza-desesperanza (E-D), se concibe como un proceso dialéctico, de carácter multidimensional y polifacético. Se trata de un proceso dinámico, en constante tensión dialéctica, con dos alternativas polarizadas que configuran, entre ambas, un espectro gradual continuo con múltiples formas intermedias. Los contenidos de la E-D pueden precisarse en siete dimensiones fundamentales, a saber.

Esperanza
Desesperanza
1-. Sentido prospectivo
·      “mirar hacia delante”
·      con metas y objetivos de vida
1. Sentido retrospectivo
·      “mirar hacia atrás”
·      sin objetivos de vida
2-. Esperar lo mejor
·      expectativas generales positivas
·      optimismo
2-. Esperar lo peor
·      expectativas generales negativas
·      pesimismo
3-. Novedad
·      posibilidad, apertura, creación
·      idea de tiempo lineal
3-. Repetición
·      rutina, compulsión, “juego sin fin”
·      idea de tiempo circular
4-. Libertad
·      “libertad para”, autoconstrucción
·      control interno
4-. Fatalismo
·      predestinación, ideas de fracaso
·      control externo
5-. Fortaleza
·      desafío, coraje, resistencia
·      mayor capacidad de afrontamiento
5-. Derrotismo
·      “síndrome de renuncia”
·      desamparo o indefensión
6-. Confianza
·      aguardar perseverante, fe en Dios
·      solidaridad y cooperación
6-. Desconfianza
·      inseguridad, temor, escepticismo
·      menor apoyo social y moral
7-. Orientación productiva
·      amor, maduración, biofilia
·      “síndrome de crecimiento”
7-. Orientación destructiva
·      simbiosis, narcisismo, necrofilia
·      “síndrome de decadencia”
           
            Además, el constructo es polifacético porque abarca seis áreas psicológicas, a saber: cognitiva, emocional, conductual, interrelacional, axiológica y trascendente. Es un sistema de cogniciones que tiene como común denominador expectativas positivas acerca de sí mismo y del propio futuro (dimensiones 1, 2, 3, 4). Emocionalmente, la esperanza produce un sentimiento de fortaleza interior, consuelo, tranquilidad, seguridad y confianza (dimensiones 5 y 6). El aspecto conductual se asiente en la disposición a la acción de la esperanza (dimensiones 3, 4, 5, 6 y 7), que está orientada hacia un resultado en una o más de las cuatro áreas posibles: psicológica, física, social y religiosa. Es interrelacional porque influye en las relaciones humanas y crea una comunicación más solidaria y redes sociales cuantitativa y cualitativamente superiores (dimensión 6). Axiológicamente, la esperanza sostiene los valores de la vida; es expresión de la fe y la confianza, tanto a nivel trascendente como humano. Manifiesta una actitud de solvencia o crédito en el porvenir (dimensiones 1,2 y 7). Mira confiadamente hacia delante, para el religioso, sobre la base de un contenido de promesas adjudicadas a Dios. Se asienta en la creencia de que Dios o la vida hará lo mejor para beneficio propio, aunque las realidades presentes “todavía no” lo demuestren (dimensiones 6 y 7). (Oblitas, L. et al., 2010).



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