viernes, 26 de septiembre de 2014

El modelo sobre el estrés (Lazarus y Folkman)

Lazarus y Folkman (1986) definen el estrés cono “una relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por éste como amenazante o desbordante de sus recursos y que pone en peligro su bienestar”. La clave de la psicología del estrés son los “actos de evaluación cognitiva” que determinan el valor de la amenaza. Lazarus distingue tres tipos de evaluación: la primaria, la secundaria y la reevaluación. La evaluación primaria, que se centra en la situación, se produce en cada encuentro o transacción con algún tipo de demanda externa o interna. Aquí intervienen como modalidades de evaluación, a saber: 1) amenaza: la anticipación de un daño posible; 2) daño/pérdida: son los resultados de esa amenaza; 3) desafío: es la valoración de la situación que hace el sujeto que conlleva resultados inciertos y 4) beneficio: es una valoración positiva que no induciría a estrés. Las tres primeras formas permiten sendos tipos de estrés (de amenaza, pérdida o desafío).

            La evaluación secundaria ocurre posteriormente a la primera y se centra en la valoración de la propia eficacia que tendrían las medidas que adopte para hacer frente a la situación. Se trata de los recursos de “afrontamiento” o habilidades de coping, que incluyen los recursos físicos (salud y energía). Finalmente la reevaluación son los procesos de feedback que ocurren durante el proceso de interacción entre el individuo y las demandas, que permite reconocer las correcciones necesarias, al asimilar nuevas informaciones o cambios de la situación que determinará los respectivos cambios de conducta.

            Una vez que se ha realizado la acción evaluativa, las manifestaciones de estrés van a ocurrir en la medida de la eficacia que tengan las actuaciones que ponga en marcha el sujeto para hacer frente a la amenaza. A esas acciones se les denomina “estrategias de afrontamiento”, o coping. Por afrontamiento se entiende, específicamente “aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo” (Lazarus et al., 1986). Se trata, pues, de conductas dirigidas a dominar, tolerar, reducir o minimizar las demandas excesivas que amenazan al sujeto, Este concepto se diferencia de otros planteamientos, pues considera que el afrontamiento es un proceso diferentes de las conductas adaptativas automatizadas, que pone el acento en los “esfuerzos” más que en los resultados y que busca “manejar” las situaciones estresantes. (Oblitas, L. et al., 2010).



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