Esta perspectiva
trata de que los estímulos ambientales son muy importantes para generar estrés.
Los principales responsables de esta teoría fueron dos psiquiatras, Holmes y
Rahe, quienes observaron cuidadosamente los acontecimientos vitales que habían
precedido a la enfermedad en 5,000 pacientes hospitalizados. En su
investigación encontraron evidencias significativas de que los cambios
ocurridos en la vida de esas personas incrementaron la posibilidad de contraer
la enfermedad, al cabo de uno o dos años. Así, por ejemplo, situaciones como
enviudar, ser despedido del trabajo o problemas con el jefe podían activar las
hormonas y la fisiología del estrés, disminuir la eficacia del sistema
inmunológico e incrementar la vulnerabilidad a la enfermedad. Los sorprendente
fue que algunos de los acontecimientos que precedieron a ésta no fueron
negativos, sino, por el contrario, positivos, como casarse, tener un hijo,
mudarse a una casa nueva o una promoción en el trabajo. Sin embargo, aun esos
acontecimientos felices fueron estresantes, es decir, que requerían un ajuste
para el cambio, que muchos no supieron manejar adecuadamente, por lo cual
sucumbieron ante la enfermedad.
Basándose en la
valoración que las personas comunicaban sobre el grado de adaptación que
determinados acontecimientos vitales demandaban, los investigadores asignaron
valores a tales eventos, lo cual dio por resultado la construcción de la
célebre escala conocida como The Social
Readjustment Rating Scale (SRRS), publicada primeramente en 1967 (Holmes y
Rahe, 1967). Esta herramienta de investigación estaba conformada por una lista
de 43 sucesos, organizados de mayor a menor, que según la magnitud del cambio
introducido en el último año recibían una determinada puntuación. Los
investigadores descubrieron que quienes registraban menos de 150 unidades (UCV)
en el SRRS (véase el próximo blog de publicación en
terapiainfantilyjuvenil.blogspot.mx), tenían 30% de posibilidad de enfermar en
el futuro, en tanto que aquellos que obtenían entre 150 y 299 puntos tenían 50%
de probabilidades, mientras que con 300 o más UCV, las probabilidades de
enfermar al cabo de un año ascendían hasta 80%.
En síntesis, los
autores señalaron que: a) la magnitud del cambio vital está alta y
significativamente relacionada con la aparición de la enfermedad; b) cuanto
mayor sea el cambio vital o crisis, mayor es la probabilidad de que este cambio
se asocie con la aparición de la enfermedad en la población de riesgo y c)
existe una fuerte correlación positiva entre la magnitud del cambio vital y la
gravedad de la enfermedad crónica experimentada (González, 1987).
La principal
critica que se formula al modelo del estrés psicosocial es que la reacción del
sujeto depende más de la percepción del evento que del evento en sí. No toma en
cuenta las diferencias individuales en la respuesta al estrés. Por lo demás, el
hecho de que los acontecimientos vitales aumenten los niveles de estrés, no
quiere decir que vaya a producirse una enfermedad; para que ella se origine
deben presentarse otros factores propios del sujeto. Además, conviene señalar
que, en muchos casos, los eventos vitales pueden desempeñar una función
positiva en lugar de enfermar, pueden activar la resistencia (Walsh, 1988), o
la posibilidad de crecer y madurar, o adquirir nuevas destrezas, que mejoren
los recursos de autoeficacia y autoconfianza o desarrollen otras habilidades
que acrecienten el bienestar.
Es necesario
reconocer que las investigaciones de Holmes y sus colaboradores han jugado un
importante rol en la literatura psicológica y desarrollado una línea de
estudios muy fecunda. Del análisis de las experiencias estresantes por sucesos
vitales múltiples que implican cambios, ha evolucionado hacia los sucesos
cotidianos, considerando el impacto de los eventos negativos –fastidiosos o hassles—y positivos –satisfacciones o uplifts—en el diario vivir. También se
ha mejorado la confiabilidad de los instrumentos de evaluación, obteniéndose
datos de utilidad sobre las relaciones causales entre el estrés y los problemas
de salud. (Oblitas, L. 2010).
Hospital Médica Sur:
Puente de Piedra No. 150. Torre I Consultorio 430 4to. Piso Col. Toriello
Guerra, Tlalpan. C.P. 14050. México, D.F. Tel. 5524-3051.
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