La teoría
fisiológica desarrollada por Selye (1960, 1975). Este autor ha definido al
estrés como la respuesta inespecífica del organismo ante la demanda de un
agente nocivo (estresor o alarmador) que atenta contra el equilibrio
homeostático del organismo (Cannon, 1932). Es pues, una respuesta orgánica
normal ante situaciones de peligro. En esas circunstancias, el organismo se prepara para combatir o huir
(fight or flight), mediante la
secreción de sustancias como la adrenalina, producida por las glándulas
suprarrenales (ubicadas en el extremo superior de los riñones). Esta sustancia
se disemina por toda la sangre y es percibida por receptores especiales en
distintos lugares del organismo, que responden para prepararse para la acción.
En estas circunstancias, el corazón late más fuerte y rápido, aumenta la
irrigación, los órganos menos críticos (riñones, intestinos) se contraen para
disminuir la pérdida de sangre en caso de heridas, para dar prioridad al
cerebro y los órganos más críticos para la acción (corazón, pulmones,
músculos). Los sentidos se agudizan y la mente entra en estado de alerta.
Se ha cuestionado
esta teoría, pues sostiene que “no establece las condiciones para que un
estímulo pueda ser considerado estresor independientemente de sus efectos”
(Sandín, 1995), ya que lo define en forma tautológica, como un estímulo que
produce estrés. La otra crítica se refiere al concepto de inespecificidad.
Según Selye, la respuesta de estrés es inespecífica ya que es producida por
estresores diferentes como agentes físicos (por ejemplo, frío, calor, un objeto
punzante, etc.), psicológicos (por ejemplo, un insulto o amenaza de agresión) o
psicosociales (por ejemplo, pérdida de trabajo, crisis económica, etc.). Todos
estos estímulos inducen la misma respuesta del organismo: la activación del eje
hipotálamo-hipófiso-suprarrenal. Sin embargo, los estudios experimentales de
Mason (1971) y Weiss (1971), demostraron que la respuesta está generada más por
un estímulo emocional que por lo físico, ya que animales bajo los mismos
estímulos reaccionaron fisiológicamente diferente según la percepción emocional
que el estímulo presentaba para ellos.
Más allá de las
críticas que se han efectuado a este modelo, es destacable por la importancia
histórica que tuvo y por haber abierto un campo fecundo de investigaciones
centrado especialmente en la acción de los factores fisiológicos del estrés. La
limitación fue precisamente haber reducido el campo a los aspectos orgánicos en
detrimento de las variables cognitivas, conductuales, de personalidad y
contextos intervinientes. (Oblitas, L. 2010).
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