El concepto de
estrés se remonta a la década de 1930, cuando un joven austriaco de 20 años,
estudiante de segundo año de la carrera de medicina en la Universidad de Praga,
Hans Selye, observó que todos los enfermos a quienes estudiaba,
independientemente de la enfermedad que padecían, presentaban síntomas comunes
y generales: cansancio, pérdida de apetito, baja de peso, astenia, entre otros
síntomas inespecíficos. Esta sintomatología llamó la atención de Selye, quien
denominó al fenómeno “Síndrome de estar enfermo”.
Posteriormente,
Selye se graduó de médico, realizó un doctorado en química orgánica y luego se
trasladó a la Universidad John Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, para
realizar el posdoctorado cuya mitad efectuó en Montreal, Canadá, en la Escuela
de Medicina de la Universidad McGill. Allí desarrolló sus famosos experimentos
del ejercicio físico extenuante con ratas de laboratorio que comprobaron la
elevación de las hormonas suprarrenales (ACTH, adrenalina y noradrenalina), la
atrofia del sistema linfático y la presencia de úlceras gástricas. Al conjunto
de esta “tríada de la reacción de alarma” Selye lo denominó primeramente
“estrés biológico” y luego, simplemente, “estrés” (Selye, 1960).
Selye consideró
entonces que varias enfermedades (cardiacas, hipertensión arterial y trastornos
emocionales o mentales) eran provocadas por los cambios fisiológicos producidos
por un prolongado estrés en los órganos, y que estas alteraciones podrían estar
predeterminadas genética o constitucionalmente. Al continuar sus
investigaciones integró a sus ideas que: no solamente los agentes físicos
nocivos son productores de estrés, sino que, además en el caso del hombre, las
demandas de carácter social y las amenazas del entorno que requieren capacidad
de adaptación provocan el trastorno del estrés. A partir de esas bases, el
estrés ha involucrado en su estudio la participación de varias disciplinas
médicas, biológicas y psicológicas con la aplicación de tecnologías diversas y
avanzadas.
El primer trabajo
de Selye, que se publicó en 1936, pasó desapercibido. Fue su célebre libro The Stress of life, publicado 30 años
más tarde, el que consagró definitivamente a su autor. Allí presentó la
conocida definición del estrés como “la suma de todos los efectos inespecíficos
de factores (actividad normal, agentes productores de enfermedades, drogas,
etc.), que pueden actuar sobre el organismo. Estos agentes se llaman
alarmógenos, cuando nos referimos a su habilidad para producir estrés” (Selye,
1960). En la descripción de la enfermedad que provoca, identifica tres fases
básicas, que denomina Síndrome General de Adaptación (SGA), el cual comprende:
*reacción de alarma, *estado de resistencia y *fase de agotamiento.
Es de hacer notar
que casi dos décadas después, en 1974, Selye realizó una nueva revisión del
concepto de estrés, con base en la cual reiteró la vieja definición de la “respuesta
inespecífica del cuerpo a cualquier tipo de demanda” (Selye, 1975) y también
conserva la descripción del SAG, aunque reconoció las limitaciones de su teoría
y la necesidad de ampliar sus contenidos. (Oblitas, L. et. al. 2010).
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