Hans Selye
definió el estrés como “la suma de todos los efectos inespecíficos de factores
(actividad normal, agentes productores de enfermedades, drogas, etc.), que
pueden actuar sobre el organismo. Estos agentes se llaman alarmógenos, cuando
nos referimos a su habilidad para producir estrés” (Selye, 1960). En la
descripción de la enfermedad que provoca, identifica tres fases básicas, que
denomina Síndrome General de Adaptación (SGA), el cual comprende: *reacción de
alarma, *estado de resistencia y *fase de agotamiento.
1-. Reacción de alarma. El
organismo, amenazado por las circunstancias se altera fisiológicamente debido a
la activación de una serie de glándulas, especialmente en el hipotálamo, la
hipófisis (ubicada en la parte inferior del cerebro), y las glándulas
suprarrenales, localizadas sobre los riñones en la zona posterior de la cavidad
abdominal. El cerebro, al detectar la amenaza, estimula al hipotálamo, el cual
produce “factores liberadores” que constituyen sustancias específicas que
actúan como mensajeros para zonas corporales también específicas. Una de estas
sustancias es la hormona denominada ACTH (adrenal
cortico trophic hormone: adrenocorticotrófica) que funciona como un
mensajero fisiológico que viaja por el torrente sanguíneo hasta la corteza de
la glándula suprarrenal, la cual bajo el influjo de tal mensaje produce la
cortisona u otras hormonas llamadas corticoides. A su vez otro mensaje que
viaja por la vía nerviosa desde el hipotálamo hasta la médula suprarrenal
activa la secreción de adrenalina. Estas hormonas son las responsables de las
reacciones orgánicas en toda la economía corporal.
2-. Estado de resistencia. Cuando
un individuo es sometido de forma prolongada a la amenaza de agentes lesivos
físicos, químicos, biológicos o sociales, el organismo no puede sostener
indefinidamente la reacción original, por lo cual prosigue su adaptación a
dichas demandas de manera progresiva, en una nueva fase de adaptación o resistencia.
Durante esta fase suele ocurrir un equilibrio dinámico u homeostasis entre el
medio ambiente interno y externo del individuo. A diferencia de la primera
fase, que es breve, la segunda es más prolongada, duración que depende de la
persistencia del agente estresor y la capacidad del organismo para resistir.
Cuando esa capacidad disminuye o se agota, comienza la fase siguiente.
3-. Fase de agotamiento. Selye
observó que después de una “prologada exposición a cualquiera de los agentes
nocivos, esta adaptación adquirida finalmente se perdía” (Selye, 1960). Al
sobrevenir el agotamiento, el sujeto suele sucumbir ante las demandas, pues se
reducen al mínimo de sus capacidades de adaptación e interrelación con el
medio. (Oblitas, L. et. al. 2010).
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Admiración eterna al Dr Selye. Gracias por este artículo!
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