En los hábitos biológicos, como
ocurre en los emocionales y cognitivos, se parte de comportamientos primitivos.
En lo alimentario y lo sexual, por ejemplo, los impulsos primarios son
vigorosos y poco diferenciados. Lo importante pareciera ser la satisfacción de
las necesidades de cualquier manera.
En la horda y en el clan parece ser
que esto era dominante. Los avances de la civilización fueron ligando lo sexual
de manera cada vez más sólida con el cariño y la solidaridad. En cuanto al
hecho de comer parte de las tendencias elementales de llenarse con lo que sea,
y a tomarlo de manera burda. Pero al adquirir conocimientos y desarrollar lo
que podemos denominar la inteligencia alimenticia, el ser humano se va haciendo
selectivo. Descubre al principio alimentos que le agradan más que otros, y
posteriormente, en una etapa superior de desarrollo científico, aprende que
algunos nutren más que otros. Estas actividades selectivas se perfeccionan
durante toda la vida, y en algunos casos llegan al refinamiento del gourmet o a los desarrollos científicos
del nutriólogo.
Para el mejor manejo de su propia
alimentación es necesario que el adolescente adquiera la noción de “dieta
balanceada”. Ello le evitará el cometer graves errores que pueden llevarle a la
obesidad, a la desnutrición, o a enfermedades, según sea el caso. (Robles,
2007).
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