Los cambios en el cerebro,
producidos por la experiencia, hacen que cierto tipo de conductas sean más
probables, debido a que los patrones de comportamiento han sido formados y
están dispuestos a manifestarse asociados con las características situacionales.
Pero si las características ambientales varían, el sistema nervioso no responde
rígidamente, sino adaptativamente, es decir que hace variar las respuestas de
manera congruente con los cambios externos; esta flexibilidad constituye la
base de la vida inteligente.
Como las circunstancias vitales
cambian continuamente, el cerebro realiza su actividad selectiva en cuanto se
producen cambios situacionales. Por ello las personas más eficientes son las
que han tenido una mayor oportunidad de vivir experiencias vitales y
significativas y por ello de integrar más y mejores repertorios. Cada vez que
una persona usa un repertorio en la vida diaria, lo está poniendo a prueba y lo
modifica de alguna manera, generalmente para mejorarlo.
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