Para mejorar los trastornos
emocionales, la acción de la psicoterapia es la de contribuir a incrementar el
control de los lóbulos prefrontales, sobre los elementos que configuran el
sistema límbico. Éste último sistema madura de manera temprana, tanto en lo
filogenético como en lo ontogenético, y es el que recoge desde la infancia,
todos los impactos de la vida emocional.
El sistema límbico es un sistema
formado por varias estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas
ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención,
instintos sexuales, emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad),
personalidad y la conducta. Está formado por partes del tálamo, hipotálamo,
hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo. El sistema
límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesiten mediar
estructuras cerebrales superiores) con el sistema endócrino y el sistema
nervioso autónomo.
Los lóbulos prefrontales, en esta
región cerebral está involucrada en la planificación de comportamientos
cognitivamente complejos, en la expresión de la personalidad, en los procesos
de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social adecuado en
cada momento. Se considera que la actividad fundamental de esta región cerebral
es la coordinación de pensamientos y acciones de acuerdo con metas internas.
La psicoterapia, al repasar los
momentos críticos para el desarrollo, vividos desde los primeros años, estará
consiguiendo comprensiones conscientes de lo que nos ocurre, y al trabajar para
la consciencia estará haciendo funcionar a los lóbulos prefrontales, que como
se sabe, son los directamente conectados con el sistema límbico. Dicho de otra
manera: la predominancia inconsciente de las emociones disparadas por las
reacciones límbicas, podrán ser entendidas y controladas mediante la
psicoterapia, debido a la importancia que tiene el trabajo consciente, es
decir, el realizado por los lóbulos prefrontales, De no realizarse el trabajo
psicoterapéutico, lo probable es que el sujeto no llegue a entender lo que le
pasa y sigan predominando en él las reacciones límbicas. Sin embargo puede
suceder que el sujeto descubra por sí mismo algunas causalidades, pero ello
ocurrirá de modo más lento, dificultoso e incompleto. (Robles, 2007).
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