Las expansiones de las redes
neuronales producen aumento de peso y cambios en la química neuronal, mismos
que pueden ser comprobados cuando se estudia la histología de un cerebro de
persona que tuvo amplia escolaridad y otra que tuvo escasa.
Goleman (1995) realizó un estudio en
el cual reporta: “Una vívida demostración del impacto que ejerce la experiencia
en el cerebro en desarrollo aparece en los estudio sobre ratas “ricas” y “pobres”.
Las ratas “ricas” vivían en pequeños grupos, en jaulas con una variedad de
diversiones tales como escaleras y ruedas. Las ratas “pobres” vivían en jaulas
similares pero vacías y sin elementos de diversión. Durante un periodo de
varios meses, la neocorteza de las ratas ricas desarrollo redes mucha más
complejas de circuitos sinpáticos que interconectaban las neuronas; en
comparación el circuito neuronal de las ratas pobres era escaso. La diferencia
era tan grande que el cerebro de las ratas ricas era más pesado y –cosa tal vez
sorprendente—ellas eran más inteligentes para resolver laberintos que las ratas
pobres”.
Por lo mismo, si en la adolescencia
se estimula a los jóvenes dándoles los mayores elementos posibles para su
desarrollo, se expandirán sus redes neuronales y probablemente tendrán
soluciones asertivas, más inteligentes para resolver determinados problemas.
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