Por lo general este conocimiento no
proviene ni de la familia ni de la escuela. Aunque el sexo ya no se considere
como tabú, los padres no suelen hablar mucho del tema con sus hijos.
Generalmente para los padres es un asunto delicado, que incomoda. Sobran las
razones para no decir nada o decir lo mínimo (por ejemplo: pensar que se mete
uno en la vida privada de los hijos, etc.). La escuela no es más explícita al
respecto, ya que se limita a proporcionar una información de índole puramente
anatómica. ¡El amor aún no aparece en los manuales escolares!
La información sobre el sexo
proviene generalmente de los compañeros y de los medios de comunicación, y esto
sucede a una edad cada vez más temprana. La verdadera liberación sexual de esta
generación es antes que nada semántica. Los niños conocen muy rápido las palabras
que describen la sexualidad, de modo que hablan de sexo de manera bastante
cruda, pero no tienen un conocimiento real de los mecanismos fisiológicos. El
saber básico sigue haciendo falta. Ver no es saber, oír no es comprender.
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