Cuando existe una disociación entre
la pubertad somática y la pubertad psíquica se puede desarrollar una verdadera
patología de la pubertad.
Ejemplos: El caso de la anorexia
mental, la cual su incidencia es de 10 mujeres por un varón. Dejar de comer con
el objeto de “guardar la línea” es signo de patología seria. El 5% de las
adolescentes anoréxicas fallece como consecuencia de esta enfermedad.
Fize (2007) refiere que la mayoría
de los especialistas consideran que la anorexia es causada por un rechazo a la
feminidad. Es posible. Sin embargo, pensamos por el contrario que también
expresa, y cada vez más, un deseo feroz de feminidad, de esta feminidad
prestigiosa que se exhibe en las portadas de las revistas o en las pantallas de
televisión, la única reconocida por el cuerpo social. Querer a toda costa
parecerse a la última top model, la
última cantante de moda, ambas desde luego esbeltas, por no decir flacas, puede
convertirse en una obsesión para muchas adolescentes. Y para volverse “Divas”,
algunas de ellas, apenas entradas en la pubertad, no dudan (de acuerdo con
estudios ingleses) en recurrir a la cirugía plástica.
Otra enfermedad: La bulimia, la cual su incidencia es de 10 mujeres por 3
varones. Comer más y más, provocarse el vómito para comer de nuevo, resulta
también bastante peligroso.
Existen patologías de la pubertad
que puede llegar a ser graves. Pero en su justa dimensión estos fenómenos se dan
en el 1% de las adolescentes que padecen anorexia mental, y en el 4%
aproximadamente de adolescentes que padecen bulimia. En realidad, estas
patologías parecen ser en parte el resultado de “exigencias” sociales. Tal vez
no habría “tantas” muchachas anoréxicas si cambiara la representación estética
femenina (una mujer “entrada en carnes” en lugar de la “mujer-esqueleto actual)
(Fize, 2002).
La pubertad adolescente puede
conllevar a ciertas neurosis y comportamientos histéricos, pero a esta edad de
la vida no tiene la exclusividad de ninguno de estos síndromes, y estos estados
se manifiestan a menudo desde la infancia y en ocasiones perduran hasta la
adolescencia, pero no son exclusivos de la pubertad.
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