jueves, 25 de julio de 2013

Lenguaje y cultura adolescente

            Los adolescentes tiene su propio lenguaje que se distingue del lenguaje “ordinario”. Lenguaje crudo, agresivo de los chicos (y cada vez más frecuente en las chicas). Poseen creatividad, dinamismo y adaptabilidad como sus valores más notables en su universo cultural. Existe una notable producción en la música, los deportes, los juegos. La cultura adolescente suele ser ruidosa, porque busca llamar la atención, significar la existencia. Y deja huellas por las mismas razones. Huellas en el cuerpo, huellas en la ciudad (como los grafittis). El grafitti precisamente tan criticado, no solo es un “estruendo visual” o un simple asunto de deterioro, sino también es la expresión de ciertas capacidades y habilidades: rapidez en ejecución –so pena de ser arrestado--, trabajo gráfico que requiere paciencia y constancia. La patineta no sólo es una historia de rebeldes subidos en curiosas tablitas, sino también una técnica (hasta el virtuosismo), una fraternidad.

            La cultura adolescente, más que nunca, aparece como una respuesta a esa identidad que la sociedad ya no ofrece a la joven generación, como una reacción a unos mecanismos de socialización agotados, estancados (escuela, trabajo, familia). Entonces los adolescentes se definen en su mundo sustituto en el que cada quien tiene su lugar, un mundo hecho de valores, sensibilidades, gustos y estilos particulares, y también compuesto de consumidores ávidos, frenéticos y precoces.


            Esta cultura perdura. Bajo el doble efecto del desarrollo de una sociedad del tiempo libre y de las dificultades de integración profesional, los adolescentes se arraigan en un mundo que les da consistencia a su existencia, Por lo tanto, no debe sorprendernos que, una vez que se han vuelto jóvenes adultos, conserven el gusto por unas prácticas o unas distracciones adquiridas durante su adolescencia. Estos jóvenes de 25 a 30 años suelen tener regresiones nostálgicas con algunos programas de televisión como los dibujos animados japoneses denominados “mangas”. (Fize, 2007).

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