En lo físico la tarea vital para el
adolescente es el periodo de crecimiento acelerado, en el que las proporciones
del niño serán cambiadas hasta lograr las del adulto; lo mismo ocurrirá con su
peso y talla que rápidamente se modificarán para permitir que de la niña de
once años, o del niño de doce, surjan la joven o el jovencito con los atributos
del adulto.
Durante este periodo se producirá un
cambio de altísima trascendencia: se adquirirá la capacidad de engendrar nueva
vida; la capacidad reproductiva, al mismo tiempo que ofrecer una maravillosa
perspectiva llena a la mujer y al hombre de una inmensa responsabilidad: la de
capacitarse para apoyar adecuadamente el desarrollo de esa vida que ahora es
capaz de generar. Ello implica el desarrollo equilibrado de su propia persona,
tanto en lo físico, como en lo intelectivo, emocional y social (Robles, 2011).
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