martes, 6 de agosto de 2013

¿Se necesita crear una nueva relación familiar con el adolescente?

            Por supuesto que sí. Es necesario crear una nueva relación con los jóvenes adolescentes, hay que dejarla nacer, inventarla íntegramente. Esta nueva relación familiar, que Fize (2007) llama “padresía” para distinguirla de la educación propiamente dicha (infantil), designa el proceso mediante el cual unas personas, llamadas “padres”, realizan una serie de actos de relación y de comunicación con otras personas, llamadas aquí “adolescentes”. Este proceso va más allá de la educación. En efecto, presupone que se haya establecido la base educativa. Si bien no todo quedó definido a los seis años, según la fórmula consagrada, el marco y el contenido educativos ya están establecidos (o al menos deberían estarlo). De modo que la adolescencia implica antes que nada un juego de relaciones. Un juego complicado con unos compañeros-adversarios que tienen miras antagónicas: autoridad por un lado (padres), autonomía por el otro (adolescentes).


            El establecimiento de una nueva relación entre unos y otros supone haber dejado atrás la infancia: tanto de parte del adolescente, desde luego (indeciso al principio), como por parte de los padres (que se resisten, por costumbre). Es muy importante que los padres tengan claro que el educar a los hijos no se trata simplemente de que vivan bajo el mismo techo sino que se trata de que poco a poco los vayan preparando para su salida al mundo, así como aceptar el hecho de que ya no son niños y es muy importante que vayan experimentando su autonomía.

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